Inequidad De Genero
Reflexiones sobre género y educación para el desarrollo
Magda Rocío Martínez Montoya-‐Norma Patricia Moreno González
El presente texto recoge las reflexiones suscitadas en el cruce de estos dos conceptos nodales para la
formación de los estudiantes en las asignaturas de Género e investigación social y Desarrollo Social
Contemporáneo en Uniminuto. Este recorrido se hace teniendo en cuenta dos elementos: por una
parte, el contenido académico de las asignaturas, en el cual se realiza un recorrido histórico en torno
a lo que significa hablar de género, poniendo en contexto el surgimiento de la categoría y
presentando las principales discusiones teóricas y políticas en torno al mismo. Por el otro, buscamos
generar una reflexión política sobre el ser mujer u hombre en contextos que nos demandan respeto y
equidad para el avance de las sociedades hacia condiciones de bienestar integral.
Género
Hablar de género es hablar de una diversidad de prejuicios, intuiciones, aprendizajes y conceptos
construidos a lo largo de la historia de la humanidad alrededor de la interacción entre hombres y
mujeres. Las diversas perspectivas desde las que se ha reflexionado sobre este concepto coinciden en
que, cuando se habla de relaciones de género, hay que remitirse a cómo esos prejuicios, intuiciones,
aprendizajes y conceptos inciden, afectan y atraviesan el cuerpo de los sujetos.
Para comprender a qué nos referimos cuando hablamos de género es importante acercarse a la
historia de la categoría, teniendo en cuenta que ha surgido en una estrecha relación con otros
conceptos como sexo, sexualidad, patriarcalismo y, más recientemente, poder. También es necesario
tomar en cuenta las luchas feministas que han dado uso y contenido al concepto, en tanto no es
posible comprender la complejidad del tema sin entender que su uso está ligado a las reivindicaciones
de las mujeres.
En principio, el género se ha entendido en contraposición al sexo, pues éste refiere a las
características físico-‐biológicas intrínsecas de los seres humanos que nos constituyen como machos o
hembras. Los machos se diferencian de las hembras, entre otras, por tener mayor cantidad de
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testosterona y un sistema reproductor externo. Las hembras por su parte se caracterizan por tener
útero, ovarios y glándulas mamarias que le permiten tener embarazos. Se resalta que las diferencias
principales giran en torno a aspectos relacionados con la reproducción humana.
Género, por su parte, se ha asociado a las características culturales y psicológicas que diferencian a
hombres de mujeres, reflejadas en prácticas, representaciones y funciones dentro de la sociedad.
Desde allí las primeras feministas empezaron a enfatizar que ha existido una desigualdad histórica
que sitúa a un género –el masculino– en condición de superioridad con respecto al otro –el femenino–
a partir de asociar las características biológicas de las mujeres con representaciones de debilidad
relacionadas especialmente con la maternidad.
En los años 70 la antropología feminista planteó desde diversas investigaciones que las
representaciones androcéntricas1 han relegado a las mujeres a la esfera de la reproducción, trayendo
como resultado una inequidad ...
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