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“Por tu propio bien”
La marca del funcionalismo como inhibidor de la vitalidad




...nada sé de la justa borrasca bíblica de antes de los tiempos,
de la airada voz del Todopoderoso y de su dedo
que significaba la expulsión:
nada sé de todo aquello...fue mi padre quien me expulsó de allí


Chr. Meckel (1980)


Nadie sabría explicar muy bien esa paradoja emocional que tiene su origen en el tejido entre el amor y el temor. Pero es una conjugación que deja una marca bastante indeleble.


En las reflexiones solitarias del diálogo con uno-mismo y a la luz de la experiencia ya vivida, a cada uno le costará comprender como fue que pudimos amar tanto a quien nos ha hecho daño. En laconciencia y en el corazón emerge una figura de contrastes entre el legado de mandatos sociales y las necesidades afectivas personales. Con la controversial superposición del amor y del dolor... emergen las figuras del ‘padre’ o de la ‘madre’. El mandato de que “no podrás odiar a quien te dio la vida” nos ha implicado la evitación de tomar contacto con tal contradicción, y con ello, asumir la tareaadeudada de recorrer un camino en donde necesariamente deba tomar contacto con el dolor para superar los costados más débiles de nuestra propia identidad personal.


El problema se apoya en una normativa de validez universal: el ejercicio del poder por parte del adulto sobre el niño: una práctica social que, mucho más que cualquier otra, puede permanecer oculta e impune. Dentro de laeducación se ha instrumentalizado el uso de la humillación o de la descalificación, como medios que posibilitan satisfacer necesidades bastante perversas del educador, al mismo tiempo que destruye la autoconciencia del niño, lo vuelve inseguro, e inhibido.


Una de las consecuencias más destacables de este oscuro proceso del poder es la pérdida del niño de su capacidad para vivir lossentimientos de modo espontáneo. En este sentido. hasta el llanto debe ser reprimido, si que pueda expresar la reacción natural frente al dolor.


Este tipo de relación con los adultos no puede despertar otra cosa que sentimientos encontrados en el menor. Ha de saberse que esta ambivalencia del amor y del dolor suele alojarse en los subterfugios de nuestra conciencia, y se traduce en marcadasresistencias para enfrentar el problema. Sea entre legos o profesionales, estas resistencias están y operan de un modo evitativo, negando, racionalizando, proyectando el problema en los demás.


Freud sostuvo, que nuestras primeras vivencias con la autoridad conforman una especie de matriz que opera de modo vicario, determinando la manera en que nos relacionamos con la autoridad en lavida adulta. Esa matriz fue descrita por uno de sus discípulos y teóricos de la Escuela de Frankfurt, Erich Fromm, como la ‘forma de autoridad’ que quedará moldeada en los primeros años de vida. Su importancia radica en que estas primigenias experiencias con la autoridad repercutirán irremediablemente no solo en la vida adulto, sino en la sociedad entera. Problemas tan representativos de lasociedad actual asociados con comportamientos de violencia y criminalidad, adicciones, abuso sexual y psicosis son la expresión en clave cifrada de aquellas experiencias tempranas. Un secuencia que se perpetúa intergeneracionalmente, dado que como lo demuestra la praxis interaccional de padres e hijos, el intelecto se educa, pero rehúye de tomar contacto con estas emociones que a modo de marca formanparte de nuestras vivencias infantiles.


No es un detalle que muchas de nuestras concepciones del ser humano, de la educación y de lo que ‘deben ser’ las relaciones entre las personas, estén cruzadas por premisas medievales, ricas en proyecciones del mal y en imágenes culpabilizadoras asociadas con la idea de pecado. Generaciones completas han postergado la posibilidad de conocer su...