La Charca III IV

Capítulo III
Scene 1

Amanece en la finca de Juan del Salto y se habla sobre Montesa quien es el capataz que ayuda a Juan del Salto en las labores del cafetal. Es fuerte, y utiliza modos muy duros y sin piedad contra los trabajadores campesinos. Nació en la montaña pero trabajó de mil oficios en el llano, y viajó por los mares de todo el mundo. A los cuarenta años vuelve a la montaña y se casa.Pero en su casa es otro hombre, un padre amante de sus hijos y su esposa. Sus hijos van a la escuela y bien vestidos, siempre con zapatos. En casa de Montesa había orden, método, horas fijas, ropas en los lechos, lumbre en la cocina.

Tales circunstancias afirmaban la superioridad de Montesa sobre las gentes de la montaña, y éstas gustaban de congraciarse con él, mientras en las alternativas ydificultades surgidas en los trabajos le oían decir con frecuencia:

-¡Arre allá!... ¡Gaznápiros!... Sois unos hueleflores...

Aquella mañana, repartió los trabajos, y cuando todos los campesinos desfilaron, montó en un caballejo y fuese tras ellos. De pronto, una viejecita aparece.

Mujer: Vieja Marta.[gritó una mujer que mondaba patatas sentada sobre un trozo de madera]-, vieja Marta, venga usteda contarnos la historia del domingo... ¡Aquí lo hemos sabido todo!

Marta: Cállate tú, indina [repuso la viejecita]; buscan reírse a mi costa..., ¿verdad? Lo que deben hacer es prestarme un machete y dejarme cortar unas rajitas de leña.

Mujer: Aquí hay un machete, pero venga el cuento. ¿Quién le pegó a usted el pescozón?

Marta: Algún... siniquitate...

Mujer: ¿Es verdad que le arrancaron elpañuelo del moño?

Marta: Los ojos le hubiera yo arrancado... Pero mira, hija, aquel muchacho, mi nieto, no tiene botones en la camisa. Mira, por vida tuya, si me encuentras uno, aunque sea viejo. Anda, lo necesito.

Mujer: Bien, vieja Marta, aquí está el botón; pero vamos al cuento. ¿Es verdad que Montesa barrió a puntapiés la jugada?

Marta: Ésos son abusos... Yo pasaba casualmente por la orilla dela quebrada, y si no ando lista me atropellan... ¡Ah!, también necesito un manojo de tamarindos. Son para una purga, ¿sabes?

Mujer: ¡pides tanto! Pero... parece imposible que entre tantos hombres no pudieran darle a Montesa una pescozada.

Marta: ¿Montesa? ¡Pobre del que le busca bulla a Montesa! ¡Y miren que ese Deblás es atrevido!... Pero ¡ca!, se achicó y no hizo frente al otro. ¡Y qué patadame le dieron a Gaspar! Me alegro, para que no sea tan canalla...

Mujer:...¿Y a usted qué le hicieron, vieja Marta?

Marta: Vamos, no me embromen más: ustedes no respetan a los viejos... Hombre, ahora que me acuerdo; allá dejé en la quebrada una ropilla sucia, si me dieran ustedes un cachito de jabón se lo agradecería...

[salen]

Scene 2

Una noche, Marta pasó un gran susto. Había ya anochecido,y todo en la choza se disponía al sueño. Todo estaba en silencio, el nieto dormía en un rincón el hambre del día, mientras la abuela, acurrucada en una tabla, sentíase ya presa de la modorra del sueño.

De pronto oyéronse pasos, y la Marta levantó asustada la cabeza y husmeó con recelo.

Deblás: Buenas noches

Marta: ¿Quién está ahí? [contestó asustada]

Deblás: Soy yo.

Marta: [rolls her eyes]¿Yo?

Deblás: Avanza y abra usted y déjeme entrar para dormir ahí dentro. [perdiendo la paciencia]

Marta: ¿Y quién es usted? [también perdiendo la paciencia]

Deblás: Un hombre que usted no conoce; un hombre que no le hará daño si usted es... caritativa con él. [pausa y silencio] (insert "awkward silence") Mejor es que abra y no me obligue a derribar de un puñetazo el tabique

Marta: Bien...,bien; ya va.

[Marta abrió. Entra un(a) joven y se acuesta junto al nieto. Marta cierra la puerta con miedo]

Deblás: De mí no tema usted nada.

Marta: Pero ¿quién es usted? Yo no me acuerdo haberle visto nunca en el barrio, y aquí yo conozco a todo el mundo.

Deblás: Hace tres meses vivo en estos lugares. No en los caseríos, sino en el monte.

Marta: ¡En el monte!...

Deblás: Sí...Yo soy desertor...