La divina comedia

Carlos Monsiváis 1938-2010

Sábado, 26 de Junio de 2010 23:00 Escrito por Correo del Sur
[pic][pic][pic][pic]Si el mejor homenaje para un escritor consiste en difundir y leer su obra, hoy nos proponemos honrar la memoria de Carlos Monsiváis ofreciendo a nuestros lectores el fragmento de uno de sus textos más luminosos: la crónica de la manifestación del primero de agosto de 1968, nombrada porlos estudiantes como “La manifestación del  Rector”, la cual  marcaría un antes y después en el curso de los acontecimientos que sacudieron la conciencia nacional como ninguno en el México moderno, postrevolucionario. Allí, Monsiváis eleva el periodismo a la condición de un género literario indispensable, vibrante y perturbador. Gracias a  la mirada multiabarcante que su vasta cultura le permitedesplegar sobre los significados de la situación, el relato sigue el detalle y el contexto, descubre renovaciones e identidades en crisis, la pugna entre lo viejo y lo nuevo, el hilo fino que une a los hechos agolpados en el torbellino del movimiento. Si la superficie confirma el nacimiento de una sociedad sin asideros en las rutinas establecidas del poder, festiva, “moderna”, el trasfondo es elde  una época declinante donde se agotan los espacios aún exclusivamente reservados a la reproducción de los antiguos signos de la legitimidad histórica, autoritaria o paternalista.

Ese acercamiento crítico de Monsiváis le permite trascender la novedad de la protesta con que se inicia la causa estudiantil  para comprenderla en el sentido más amplio  como la expresión de la historia –por entoncesno contada- del siglo XX mexicano y sus milagros, inaugurar un estilo de contar el presente desde la perspectiva  de un nuevo sujeto, aun virtual y en cierto modo virginal, anunciado, profetizado por la Constitución, aunque anulado en la vida real: el ciudadano  cuya existencia irrumpe en cuanto el ejercicio de las garantías civiles e individuales se convierte en la aspiración irreversible denúmeros crecientes de mexicanos.
Paso a paso, entre dogmatismos y apelaciones al principio de autoridad del gobierno, la crónica monsivayana relata el accidentado ascenso de la conciencia cívica justo en el lugar y en el momento que la autoridad consideraba más incómodo por insospechado: los centros de educación superior en dónde las nacientes clases medias se preparaban para gozar los beneficios deldesarrollo como futuros cuadros del Estado monocolor. Monsiváis retrata como nadie el vínculo que irremediablemente une al movimiento con otras causas sociales del pasado inmediato  --maestros, ferroviarios, campesinos,  aplastadas por la represión, pero distingue entre el peso muerto de las ideologías autoritarias y el florecimiento de la esperanza democrática que corre por cuenta de los jóvenes hasta entonces carentes de inquietudes políticas. Días aciagos de grande revelaciones y sufrimientos, la acción estudiantil desembocaría en la tragedia  por la irremediable incapacidad del régimen de asumir que, pese a todo, el México de 1968, ya no sería el mismo luego de probar los aires de la libertad en las calles de la ciudad de México. El camino tendría que superar terribles obstáculos, perolos estudiantes,  junto con los profesores democráticos y la intelectualidad de izquierda pusieron la piedra angular para construir la opción democrática, cuya viabilidad más de una vez se había coartado e nombre de la “unidad nacional”encabezada por el poder del Presidente de la República. La Manifestación del Rector da cuenta de ese cambio de calidad del que vendrán otras formas inéditas deconciencia ciudadana, contrapuestas, no sin espasmos de violencia, al anquilosado poder del viejo aparato –viejo animal herido—cuya crisis ideológica y moral le condujo a la matanza como solución final.  
El texto que ahora recogemos fue publicado por la Editorial Era en 1970 como parte de la recopilación de ensayos que Monsiváis tituló con evidente resonancia bíblica Días de guardar. Ilustrado...