La Obesidad No Es Una Discapacidad, ¿O Sí?

Título. La obesidad no es una discapacidad, ¿o sí?


Baltasar Fernández-Ramírez
Elia Esquirol Arias
Cristina Rubio Jiménez
Ana Belén Gallego Alonso


Facultad de Psicología
Universidad de Almería
Carretera de Sacramento, s/n
04120 Almería
bfernan@ual.es





El estigma social de la obesidad

Nuestro equipo de investigación viene discutiendo, desde hace algunos años, sobre elinjusto trato que nuestra sociedad depara a las personas obesas. En el transcurso de este tiempo, nos hemos documentado sobre el origen social e histórico de las consideraciones negativas sobre la obesidad, sobre las dificultades que tienen para forjarse una identidad social y personalmente aceptable, y hemos comprobado hasta la saciedad que todo el mundo tiene una visión negativa de la obesidad,expresada en términos desconsiderados y en ocasiones crueles (Baltasar Fernández-Ramírez, Elia Esquirol y Cristina Rubio, 2009)[1].

Las ideas que forman el núcleo de los discursos oficiales son fáciles de comprender, y se encuentran expuestas en múltiples informes técnicos y políticos, encabezados por las declaraciones de la Organización Mundial de la Salud y de nuestro Ministerio de Sanidad:básicamente, es una enfermedad causada por alimentación inadecuada y una vida sedentaria, siendo responsabilidad de la persona haber llegado a esta situación y darle remedio modificando su dieta y sus hábitos diarios (AESA, 2005). El discurso oficial sostiene también que el gasto sanitario ocasionado por los problemas vinculados a la obesidad es elevado, mientras que la opinión popular llega aconsiderar que este gasto es injusto, dado que ellos mismos se lo han buscado, y si no cambian, es porque no hacen el esfuerzo suficiente.

Es importante subrayar el carácter problematizador del discurso público[2]: la obesidad no es tratada meramente como una característica corporal, una diferente constitución o una cuestión de tallas de ropa, sino como un grave problema de salud que alcanza la cotade pandemia en aumento. (La misma expresión de pandemia es catastrofista, tiene cierto aire apocalíptico y sitúa el discurso sobre la obesidad directamente en el campo semántico de la enfermedad, el contagio y el riesgo de muerte. La obesidad es peligrosa.) Lo repiten mil y un artículos científicos y periodísticos que reflexionan sobre el tema. Lo afirman de modo tajante todos los que tenemos anuestro alrededor. Incluso los propios obesos han interiorizado el discurso oficial y se debaten entre aceptarse tal como son, denunciar la discriminación que sufren o buscar el modo de dejar de serlo. Paradójico, ¿no les parece?

Nadie quiere ser gordo (o casi nadie), tal como se desprende de las propias y ambiguas afirmaciones de las personas obesas, y por supuesto del rechazo que mantienen losque no lo son. Nadie quiere ni siquiera estar gordo (o casi nadie), puesto que el mínimo aumento de peso se recibe con autocrítica, ironía, arrepentimiento, vergüenza y determinación de cambiar. La obesidad es rechazada por muchas razones, desde el temor por la imagen social devaluada, hasta el miedo por las consecuencias de salud que todos afirman convencidos.

Sinceramente, nosotros pensamosque la obesidad merece otro trato. No nos parece justa, ni sana en términos psicológicos, la enorme presión a la que se ven sometidas la mayor parte de las personas obesas, y la que finalmente se imponen a ellas mismas, especialmente las mujeres, preocupadas hasta la obsesión con la imagen, la estética y el paso del tiempo. No nos parece justo que alguien tenga que avergonzarse de su propio cuerpohasta el punto de ocultarlo, ni nos parece sano que alguien viva continuamente en un estado de susceptibilidad sólo por estar obeso, y a menudo sólo por tener más peso del que nuestra sociedad dictamina en sus estrechos y estereotipados cánones de belleza y salud. Por usar una expresión coloquial, no del todo afortunada: no queremos debatir sobre si existe o no el gordo feliz, sino criticar un...