La autonomía de la enseñanza primaria justifica la ambición de sus programas”Relacionando las pequeñas escuelas de principios de siglo XIX que tenían como meta enseñare aleer, escribir y contar, la escuela de los Gréard y los Buisson proponía enseñar todo el saber práctico; con estos dos objetivos “utilitarios y educativos” los programas sevuelven más pesados y los maestros pierden en parte la libertad y la iniciativa que requiere la educación. En el siglo XX, aumente el número de niños con lo que laescolaridad se vuelve más superfluo.“En los métodos, en fin, la continuidad es más asombrosa”La doctrina de la enseñanza es de una perfecta claridad. Como inicio la enseñanza tieneun proceder intuitivo, es decir, parte de objetos sensibles, hacer que los niños los vean y los toquen, para que en un segundo lugar, se emplee un método más activo, quehace un llamado constante al esfuerzo del alumno que lo liga al maestro en la búsqueda de la verdad.Ya en el terreno de la práctica pedagógica existen algunas concepciones:“La realidad de la contradicción” si bien la doctrina es clara, la práctica lo es menos, demasiado multiforme como para reducirse a esquemas absolutas, pero hay maestros fielesa las instrucciones.“La propia doctrina no deja de tener contradicciones” por una parte se presenta al niño como un espíritu dotado de sentido e inteligencia al que sedebe despertar, sin embargo los niños olvidan tan rápido“La pedagogía de la desconfianza es la que más tranquiliza al maestro”. Un maestro recurre fácilmente a la pedagogíaautoritaria“Lo pesado de los programas y de los manuales no es lo único en tela de juicio: su soberbia ignorancia de la edad de los niños impone a los maestros “machacar””
Leer documento completo
Regístrate para leer el documento completo.