Macario

I
Este libro habla de Macario un leñador de un pequeño pueblecito. Padre de alrededor de once hijos quienes todo el tiempo estaban andrajosos y hambrientos, Macario no deseaba ser rico, ni cambiar por una casa bien construida el pequeño jacal que ocupaba con su familia. Eso si tenía una gran ilusión desde hacía más de 20 años. Esta ilusión era la de poderse comer a solas y gozando de latranquilidad de las profundidades del bosque y alejado de sus hambrientos hijos, un pavo asado entero. Pues nunca había llenado su estomago hasta satisfacerse, por lo contrario siempre se sentía morir de hambre. Todos los días del año, tenia que dejar su jacal horas antes de que amaneciera para ir al bosque, del que regresaba al anochecer con una carga de leña sobre su espalda. Carga que valía todo undía de trabajo y por la que le daban apenas dos reales o a veces menos.
Cuando Macario llegaba a su casa al anochecer tiraba la carga de leña. Tambaleándose y tropiezo tras tropiezo, llegaba al interior de la choza y sin hacer el menor ruido se dejaba caer sobre una silla. La cena era siempre todas las noches la misma sin algún cambio. No tomaba los primeros bocados de comida cuando se daba cuentade que todos sus hijos le vigilaban con la esperanza de que no comiera mucho y dejara algo para que ellos pudieran repetir, ya que siempre sus raciones eran insuficientes. Entonces el dejaba de comer y se tomaba solo su te de limón mientras murmuraba con voz plañidera:
-Oh señor, si por lo menos una vez en mi vida pudiera comerme un guajolote asado para mi solo, moriría feliz y entoncesdescansaría empaz hasta mi juicio final.
Su mujer la compañera más fiel y abnegada que hombre alguno pudiera desear, empezó a ahorrar hasta el último de los centavos que ganaba lavando ropa y desempeñando una serie de trabajos pesados para otras mujeres del pueblo.
Después de ahorrar algunos centavitos durante tres largos años, pudo hacerse del pavo más gordo que encontró en la plaza. Reventando dealegría lo llevo a su casa mientras los niños se encontraban fuera de casa. No dijo ni una sola palabra cuando llego su marido rendido y hambriento como siempre añorando su pavo asado. Esa noche hizo que sus hijos se acostaran temprano. No temía que su marido se diera cuenta de lo que ella gustosa preparaba pues sabría que se quedaría como todo el tiempo profundamente dormido sobre la mesa
II
Habiendoempleado un largo tiempo en encontrar un lugar suficientemente apartado en lo mas profundo del bosque, se encontraba con un apetito feroz, dispuesto a gozar de su pavo. Se acomodo lo mejor que pudo sobre el suelo y con un suspiro de profunda satisfacción se recargo en la cavidad de un árbol grande, saco el pavo de la canasta, extendió las hojas de platano ante el a manera de mantel y coloco al avesobre ellas con un gesto de reverencia como para ofrecerlo a los dioses.
Pensaba acostarse después de comer, y dormir hasta la noche, convirtiendo el dia en verdadera fiesta, la primera en su vida desde que tenia memoria.
Al mirar aquel pavo tan bien preparado al aspirar el sabroso aroma del buen asado, ese aroma que no tiene paralelo entre los veinticinco millones conocidos por la raza humana,exclamo con admiración:
- Debo decir que es una gran cocinera, solo que nunca tiene oportunidad de demostrarlo.
fue aquella la mas profunda expresión que su gratitud pudo encontrar. Su esposa habría reventado de orgullo y habría sido feliz mas alla de todo limite si el hubiera dicho aquello en su presencia alguna vez en su vida. Pero eso no lo habría hecho el jamás, por que en presencia deella las palabras de resistían a salir de sus labios.
Se había lavado las manos en un arroyo cercano y todo estaba a punto para aquella solemne ocasión, en que se verían colmados los deseos de un hombre capaz de rogar durante largos años para que se le concediera tan grande merced.
Asegurando la pechuga del pavo con la mano izquierda, tomo con la derecha una de las gruesas piernas del animal...