Milton
FANTASMAS EN LA CANDELARIA
Fantasmas de ciudad
FANTASMAS EN LA CANDELARIA
Stella Monsalve Gaitán
Alcalde Mayor de Bogotá, D.C.
Samuel Moreno Rojas
Diagramación y armada electrónica
Bernardo González González
Secretario General
Yuri Chillán Reyes
Revisión de pruebas
Fernado Carretero P .
Subsecretario General
Luis Miguel Domínguez GarcíaDiseño de carátula
Sandra Barbón
Impresión
Subdirección Imprenta DistritalD.D.D.I.
Director Archivo de Bogotá
Francisco Javier Osuna Currea Subdirectora Imprenta Distrital Carmen María Ampudia Arenas
ISBN: 978-958-717-020-7 Primera edición 2008 250 ejemplares © Alcaldía Mayor de Bogotá
Autores
Stella Monsalve Gaitán
Fotografía
Stella Monsalve Gaitán Museo Nacional Fabio A.López
Impreso en Colombia
Edición y coordinación editorial
Bernardo Vasco Bustos Juan Sebastián Guerrero O. Fabio A. López
Dedicado a la memoria de mi hermana
Olga
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CONTENIDO
PRESENTACIÓN
11 15
24 28 30 32 34 37 39 41 45 47 49 51
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INTRODUCCIÓN HISTORIAS
BALTAZAR BAR SERENATA LA MULA HERRADA EL CONTADOR EL ESTUDIANTE EL GORDO EL MARRANO EL MILAGRO EN LA CANDELARIA ELPADRE RICARDO EL VIRREY LA CALLE DEL FANTASMA LA EXPULSIÓN
MEMORIAS DE LA CIUDAD • ARCHIVO DE BOGOTÁ
LA PANDILLA 1851
LAS LABORES DEL HOGAR
53 57 59 61 63 65 67
MANUELA REPLAY EN LA CANDELARIA RITO SATÁNICO EN LA CANDELARIA RODRIGO, EL GUAJIRO TOMAS
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PRESENTACIÓN
Para los “provincianos” que arribaron a la capital de la República en la década de los veinte, Bogotá fue comoun hechizo y un desafío. Aquí coexistían dos mundos: el de las casonas de inquilinato que alojaban a los forasteros y que, no obstante el único baño y la obligada promiscuidad, se hermanaban en las tertulias y cenas a prima noche; y claro, estaba ese otro mundo, el de las residencias vecinas y herméticas, que habitaban seres incorpóreos, invisibles, de antiguos abolengos en desuso, y decatedrales y monasterios que albergaban esa ya deleznable fervorosa religiosidad colonial. No era así –por supuesto- en la tierra calentana, de zaguanes abiertos y anchos patios, de frondosos guayabos y platanales, donde el trópico intenso y sus colores exuberantes espantaban el tedio y la apatía. Bogotá era una ciudad yerta, acaso gris y oscura. De viejas casas señoriales y apellidos encumbrados. Ya noera hidalga y tampoco era “muy noble y muy leal”, desde cuando las huestes de Simón Bolívar echaron del pueblo al último virrey, Juan Sámano, en un día cualquiera de 1819. Pero la capital seguía siendo un referente para el provinciano que llegaba. Con escasos 279.829 habitantes en 1938, y ese pasado apabullante, era como un espejo que brillaba y atraía. Entonces, al inmigrante le parecía que Bogotáera la capital de un frío imperio encaramado a 2.600 metros de altura. Sus casas antiguas de ladrillo y piedra le parecían acaso construcciones “faraónicas”: el Camarín del Carmen, la casa del general Rafael Uribe Uribe, las primeras boticas que funcionaron en La Candelaria, la casa de Andrea Ricaurte (donde fue apresada La Pola), la casa de esa mujer tan hermosa, sensual, libre y valiente llamadaManuela Sáenz, la casa del pintor Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, la casa del general Pedro Alcántara Herrán -donde Bolívar pasó su última noche en Bogotá- , la Casa del Florero, la tienda de «La puerta falsa», la chichería El Ventorrillo, la Fonda Rosa Blanca, la plazuela del Chorro de Quevedo, las tipografías de las calle 13, la casa del Oidor, el colegio del Rosario, la calle deCareperro… Pero esta ciudad de abolengos, apellidos, eruditos y poetas, casi conventual y ceremonial, de ritos y rituales, la misma que llevó a Ramón Menéndez Pidal a catalogarla como la Atenas suramericana, se diluyó en los últimos sesenta años. Hoy, esta urbe de casi siete millones de
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MEMORIAS DE LA CIUDAD • ARCHIVO DE BOGOTÁ
ciudadanas y ciudadano, con una intensa vida política, social,...
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