paradigmas

HORGAN, John (1996),
“Buscando a Feyerabend”,

en El fin de la ciencia. Los límites del conocimiento en el declive de la era científica.
Paidós, Barcelona, pp. 72-82.

BUSCANDO A FEYERABEND
Afirmar que las ideas de Popper y de Kuhn tengan
imperfecciones no supone afirmar que no puedan
resultar herramientas útiles para analizar la
ciencia. El modelo de ciencia normal de Kuhn
describecon precisión lo que actualmente hacen
casi todos los científicos: añadir nuevos detalles, y
resolver enigmas relativamente triviales que
corroboran, en vez de poner en entredicho, el
paradigma vigente. El criterio de falsación de
Popper puede ayudarnos a distinguir entre ciencia
empírica y ciencia irónica. Pero, al llevar
demasiado lejos sus ideas y tomárselas
demasiado en serio, losfilósofos acaban
adoptando una postura absurda que se contradice
a sí misma.
¿Cómo evita un escéptico convertirse en Karl
Popper: dando un golpe sobre la mesa y
proclamando que él no es dogmático? ¿O en
Thomas Kuhn: tratando de comunicar
exactamente lo que él quiere cuando su discurso
versa sobre la imposibilidad de la verdadera
comunicación? Sólo hay una manera de lograrlo.
Hay que aceptar-incluso divertirse con- la
paradoja, la contradicción y el exceso de retórica.
Hay que reconocer que el escepticismo es un
ejercicio necesario, aunque imposible. Hay que
convertirse en un Paul Feyerabend.
El primer libro de Feyerabend, y el que más influjo
sigue ejerciendo todavía, Contra el método
(Against Method), se publicó en 1975 y se tradujo

a dieciséis idiomas1. En él se sostieneque la
filosofía no puede proporcionar una metodología
ni una base lógica a la ciencia, pues no existe
ninguna base lógica que explicar. Al analizar hitos
científicos tales como la prueba de Galileo ante el
Vaticano o el asombroso desarrollo de la
mecánica cuántica, Feyerabend trató de mostrar
que no existe ninguna lógica en la ciencia; los
científicos crean y siguen teorías científicas porunas razones que son en última instancia
subjetivas y hasta irracionales. En su opinión, los
científicos pueden y deben hacer lo que sea
necesario para seguir avanzando. Él resumía su
anticredo en la frase «todo vale». Feyerabend
tildó en otro tiempo al racionalismo crítico de
Popper de «pequeña ráfaga de aire caliente en la
taza de té positivista».2 Coincidía con Kuhn en
muchos
puntos,sobre
todo
en
la
inconmensurabilidad de las teorías científicas,
pero sostenía que la ciencia raramente es tan
normal como pretendía Kuhn. Feyerabend
acusaba también a este pensador -con toda
razón- de evitar las implicaciones de su propia
opinión; sostenía, para consternación de Kuhn,
que el modelo sociopolítico de cambio científico
de éste se aplicaba perfectamente al crimenorganizado.3
La afición de Feyerabend a la pose hacía que
resultara demasiado fácil reducirlo a una bolsa de
sorpresas llena de curiosos bites sonoros. En
cierta ocasión comparó la ciencia con el vudú, la
brujería y la astrología; en otra defendió el
derecho de los fundamentalistas religiosos a que
les enseñaran en la escuela su propia versión de
la creación junto con la teoría de la evolución deDarwin.4 Su entrada en el Quién es quién en
1

Paul Feyerabend, Against Method, Londres, Verso,
1975 (reedición en 1993).
2
La observación de «una taza de té positivista» se
puede encontrar en Farewell to Reason, de Paul
Feyerabend, Londres, Verso, 1987, pág. 282.
3

La analogía de Feyerabend del crimen organizado se
puede encontrar en su ensayo «Consolations for a
Specialist»,dentro de la obra de Lakatos y Musgrave
Growth oi Knowledge.
4

Las manifestaciones inmoderadas de Feyerabend se
recogieron en una semblanza sorprendentemente

Antología de la Unidad de Aprendizaje: Posturas epistemológicas clásicas (2004). Eduardo Aguado / Alicia Tinoco /
Claudia Ortega (Coords.). Graciela Baca (edición). Academia de Investigación. Facultad de Ciencias Políticas y...