poesia

Heme aquí sobornando a la soledad y a esa incrédula creencia mía de que me necesitas
Navegaré y me posaré en el lugar perfecto donde pueda verte y con mi aliento lejano, con tan solo mialiento, manipularte.
Paso a paso quedo atrás, veo que avanzas. ¡Oye! ¡Espera! De mí te has olvidado.
¿Eres tú o soy yo? Quien busca la melodía que nos eleve hasta donde podamos encontrar lasalida de este laberinto de lo que mi yo llama locura, locura que riega y susurra el chaz chaz que necesito.
¿Necesito? Te has dado cuenta que me liberé. No es oportuno decirlo.
Mas todanuestra historia se convierte en recuerdos que guardo celosamente, protegidos por lo que aún no sé si denominar amor.
Ya llego la noche otra vez, la llegó el embrujo que hoy como cualquier díaintentara encontrar el antídoto, sabiendo que ya lo encontró.
¿Ves? Allí está de nuevo, suplicando piedad a su verdugo.
Amor mío, propongo una tregua, mientras intento socavar en mis entrañasen busca de lo último que fue un elipsis de vida. Mientras, tú, espera.
Espera y veras que puedo. ¿Puedo? No, no puedo.
Sigue esperando. ¿Quién sabe y le robe versos a cada triste canciónpara conjugarlos con la nuestra?
Ella dice nuestra, para él son solo versos robados que traen consigo ese instante en el que como no suelo hacerlo me quede perpleja buscando la causa de miausencia.
Dándome cuenta hasta ahora que en ese momento se comenzaba a escribir nuestra historia, historia que al parecer es solo mía.
Cuantos perdóname acorralan mi conciencia, torpes, porqueno tienes nada que perdonarme.
Escudriña mis palabras porque en cada una de ellas se escapa un rumor cautivador y elocuente que hacen prisionera mi alma.
Torturándome en la misma celda dela ilusión, ilusión disfrazada.

Solo soy yo, buscando la melodía perfecta para este este amor infortunio que lucha para bailar la última canción esta noche y mañana, mañana marcharse.