Proceso De Adiestramiento De Personal En Venezuela

Testimonio

¡Una explosión!. Fue lo primero que grité antes de dar un salto fuera de la cama para encender la luz de la modesta habitación de la posada turística Perla de la Península, donde segundos antes dormía junto a mi sobrina María Silvana, de 6 años.

Antes de llegar al interruptor sentí como el piso, las paredes, el techo y las ventanas eran estremecidas por una gran fuerza que veníadel exterior. Llegar hasta la pared se tornó más angustiante al escuchar los tres gritos de terror que soltó mi mamá (Aura), quien desde la otra cama no entendía lo que pasaba, pero a sus 76 años solo alcanzó a pensar —en un primer momento— que mi sobrino Michille, de 11 años, se había caído de lo alto de la litera, donde dormía junto con su mami María, y de la cual no se levantaron, de inmediato,aunque se habían despertado, con sobresalto, por el horrible ruido.
Mi otra hermana, Gladys, mientras consolaba a mi mamá, preguntó en tono desesperado por segunda vez —¿qué hora es?—. Al fin, llegué al encendedor y una luz tenue me permitió ver la hora en mi celular: —Son la 1:11 de la madrugada. ¿Qué pasó? fue su segunda pregunta, la cual compartimos las otras tres mujeres que estábamos en esemismo cuarto extraño, a más de 400 kilómetros de distancia de nuestros hogares, ubicados en la Costa Oriental del Lago, estado Zulia.

Ante lo desconocido, la incertidumbre se apoderó de todas. El temor por lo que parecía una explosión, un terremoto o un choque en la carretera que conduce a las playas de Villa Marina, municipio Los Taques, en el estado Falcón, no me permitió abrir enseguida lapuerta que comunicaba con el patio de la posada. Sin embargo, las voces de otras personas afuera me dieron confianza para pasar el cerrojo, asomarme y salir.

La confusión a la 1:20 am era generalizada. Hasta que otro de los inquilinos del lugar, desde el segundo piso dijo: “Fue en la refinería de Amuay, vengan a ver”.

Un calor profundo estaba en el ambiente, a diferencia de la acostumbradabrisa que sopla en la Península de Paraguana y sobre todo en el área de las playas. Así que al subir unos cuantos escalones, el sudor brotó y un frío profundo me invadió al llegar a la planta superior para desde allí observar lenguas de fuego, arropadas por un cielo rojo que se tiñó aún más con el grueso humo gris que se veía hacia la izquierda, precisamente sobre el área donde se encuentra elmayor complejo refinador de Venezuela.

Una llamada recibida en el celular de la dueña del lugar, sacó —a los más de 30 hospedados allí (entre ellos otros 15 miembros de mi familia)— de la duda. Eran la 1:30, cuando Hendrina confirmó que su hermana, que vive en La Pastora, le dijo: “Fue una explosión en Amuay”, complejo de la industria petrolera donde se procesan más de 6.000 litros de gasolina parael consumo nacional. Así que el estremecimiento de las viviendas y la tierra fue producto de la onda expansiva que llegamos a sentir, a pesar de que estamos a 25 kilómetros de distancia del centro de Punto Fijo.

El miedo y la angustia fue común, pero todos permanecimos en un largo silencio, mientras no podíamos dejar de mirar hacia la refinería y pensar que una tragedia peor podía afectarnos.Como habitante de la zona petrolera en la Costa Oriental del Lago, no dudé en calcular el riesgo en el que estábamos. Aún más, como periodista no podía dejar de pensar que la explosión en la refinería habría dejado serias consecuencias.
Las distintas hipótesis y planes de evacuación del área fueron la conversación siguiente del grupo. Así, desde lejos, pasamos gran parte de la madrugada.Además esperábamos mayores noticias que ampliaran la información sobre lo ocurrido. Solo las redes sociales tenían algunas versiones. Hasta que el Gobierno nacional, a través del ministro de Petróleo y minería, Rafael Ramírez, declaró al canal del Estado a las 2:50 am: “Una esfera de gas de la refinería había explotado”.
Frente a la televisión dije: esto es una tragedia, y me pregunté ¿habrá...