Reseña de una novela

Hacia las 2:10 de la madrugada el buque empezó a inclinarse definitivamente hacia adelante. Al ruido de las calderas desbocadas se unió el de las vajillas que caían, los vidrios que se destrozaban, los muebles que chocaban contra las paredes del barco herido. La estructura de la primera de las cuatro chimeneas se derrumbó. Las luces parpadearon varias veces, se debilitaron y se apagaron. Desdelo alto, cientos de pasajeros se arrojaron al mar, cuya temperatura era de cinco grados bajo cero. Algunos chocaron contra numerosos objetos que flotaban sobre el agua.
Otros corrieron con providencial suerte. El panadero mayor del Titanic, Charles Joughin, permaneció hasta la última hora en la cubierta animándose con una botella de whisky. A las 2:15 a.m. sintió que el piso se deslizaba bajo suspies. De repente quedó flotando en el océano. Ni siquiera se había mojado la cabeza. Dos horas después, casi congelado, logró aferrarse a un bote volcado sobre el cual se hacinaban varios pasajeros. Un cocinero lo reconoció, le dio la mano, lo ayudó a subir al bote y le salvó la vida.

Un poco antes de las 2:20 de la madrugada se aceleró el proceso de hundimiento. Estaba ya casi vertical. Conla proa completamente sepultada en el agua, levantaba en forma casi obscena la popa. Suspendidas a la altura de un edificio de diez pisos, las tres hélices ofrecían un raro espectáculo a los pasajeros de los botes que trataban de alejarse del buque a fin de que no los tragara la succión final. La única luz que titilaba en el gigantesco monstruo era la de una lámpara de querosén suspendida en loalto de mástil.
Walter Lord, autor de un libro clásico sobre el tema (A Night to Remember; Una noche que jamás se olvidará), describe así los últimos instantes del Titanic:
"Cuando aumentó la inclinación del buque, la chimenea delantera se desplomó. Golpeó el agua en el costado de babor en medio de una lluvia de chispas y produjo un estruendo que se escuchó por encima de los demás ruidos. Elmecánico Walter Hurst, que se debatía en el agua, quedó medio ciego por el hollín. Pero tuvo la fortuna de salvarse. Otros nadadores fueron aplastados bajo toneladas de acero".
El Titanic estaba ahora absolutamente perpendicular... Desde los botes, los pasajeros difícilmente podían creer lo que estaban viendo. Durante dos horas habían observado, esperanzados, mientras el Titanic se hundía más y más.Cuando el agua llegó a la altura de las luces rojas y verdes, supieron que el final estaba próximo... pero nadie soñó que pudiera ser así: el estruendo sobrecogedor, el casco negro colgado a noventa grados, el telón de fondo navideño que ofrecía el cielo estrellado.
Pasaron dos minutos; el ruido finalmente se detuvo y el Titanic pareció acomodarse ligeramente en la popa. A medida que se deslizabahacia el fondo, parecía adquirir velocidad. Cuando las aguas se cerraron sobre el asta de la popa, el buque iba lo suficientemente rápido como para producir una pequeña gárgara en el océano.
El buque que Dios no podía hundir acababa de naufragar. Todavía debía recorrer un trayecto de cuatro kilómetros. Pero esta vez iba en dirección al fondo del mar. Uno de los oficiales consultó el reloj. Eran las2:20 de la madrugada.
Gritos y susurros
Cuando se silenció el estallido de la última gran burbuja que brotó al hundirse el buque, el panorama era aterrador. En medio de la oscuridad, ateridas de frío, luchando contra los escombros y profiriendo gritos de auxilio, quedaban cerca de mil personas. Uno de los oficiales que comandaban un bote, Herbert J. Pitman, relataría luego que se trataba degritos desgarradores, de lamento, de llantos. En un principio eran cientos de voces que pedían ayuda y rezaban en voz alta, pero poco a poco fueron diminuyendo y aplacándose, en la medida en que los náufragos morían paralizados por el frío.
¿Cuántas vidas habrían podido salvarse? Decenas. Quizá un par de cientos. Pero uno de los hechos escalofriantes de aquella madrugada es que ninguno de los...