Responsabilidad política de los intelectuales

El grito de Del Barco
“El grito de Del Barco”: otra posibilidad de lugar para la memoria.-

“El testimonio tiene que ver con la muerte, puesto que la muerte es aquello sobre lo que no podemos dar testimonio por el otro y también porque desde ahí tampoco podemos testimoniar por uno mismo. La sobrevivencia del sobrevivir, como lugar del testimonio y como testamento, encontraría aquí a la vezsu posibilidad y su imposibilidad, su oportunidad y su amenaza. Ella se encontraría dentro de esta estructura y dentro de este acontecimiento”
(Derrida, 2005:67)
Introducción

Abundan los fantasmas, de eso no hay dudas. Acechan desde el pasado, dislocando el tiempo. El mundo reclama espectros, los invoca, para poder seguir siendo explicado. Como actores y espectadores del mundo siempre nosestamos enfrentando a re-apariciones que vienen de otros tiempos a poner a nuestro tiempo fuera de sus goznes.
También nosotros podemos vernos como espejos entre esos fantasmas, ser parte de los espectros, sin nunca dejar de estar asediados por ellos. Creemos, entonces, necesario e definir la figura del espectro, mejor dicho de los espectros, siguiendo a Jacques Derrida, como “ciertos otros queno están presentes, ni presentemente vivos, ni entre nosotros ni en nosotros ni fuera de nosotros…” (Derrida, 2003: 12). Son lo innombrable, no están ni vivos ni muertos, pero están ahí. Asedian sin ocupar, miran sin ser vistos. A diferencia del muerto que está situado en un lugar preciso, el espectro transita entre umbrales. No habita, no reside, sino que asedia. La idea derridiana del espectroremite a aquel muerto que no muere jamás, como presencia de lo ausente, como reaparición de algo que no está pero que sigue estando.

Este trabajo trata de acercarse a esos fantasmas, fundamentalmente a través del testimonio de los que sobrevivieron, mediante algunas preguntas que nos permitan dudar de lo que parece concluido: ¿Cómo se narra la política después del genocidio? ¿Con qué lenguajey con cuáles representaciones hacerlo?
¿Pueden los documentos de la civilización argentina, ficcionales, no ficcionales, testimoniales, artísticos, constituirse en activadores suficientes de recuperación y refundación de la memoria?
Creemos que estas preguntas que conllevan en sí nuestros problemas de identidad e intersubjetividad, son razones suficientes para detenernos en el “Debate DelBarco” con el propósito de traer al presente el pasado, para volver al presente refundado.

La responsabilidad, la memoria, la verdad.-

En una discusión sobre la muerte en la historia, suscitada a partir de una entrevista en la que Héctor Jouvé contaba su experiencia como integrante del Ejército Guerrillero del Pueblo -la guerrilla guevarista, una de las prefiguradoras de lo que luego fueronlos grandes nucleamientos de la década del ’70 y que operó en Salta a principios de los 60- y conmovido por el relato del asesinato de dos militantes - Adolfo "Pupi" Rotblat y Bernardo Groswald- a manos de sus propios compañeros, el filósofo Oscar del Barco, impugna la violencia política y, especialmente, toda política basada en el terror. En una carta trascendental sobre la responsabilidad y susalcances ontológicos, consideró que había un plano de igualación en el asesinato, cualquiera sea su motivo, su raíz o justificación. Escribió que había formas de maldad suprema e incomparable (Del Barco, 2005), sin embargo, el asesinato es siempre lo mismo (Del Barco, 2005), (pero hay hechos incomparables frente a los cuales no se puede decir que es lo mismo). La discusión que desató esa cartadirigida como carta de lector a La intemperie, revista cultural cordobesa, en el año 2005, es el núcleo presente trabajo. La línea metodológica propuesta es el análisis de fuentes para tratar de reflexionar sobre las preguntas planteadas en la introducción Tomaremos dos géneros literarios para tal propósito: el epistolar, con la carta de Del Barco y las respuestas que generaron el debate; y...