Sobre el amor
Todo volvía a estar tranquilo. Los latinistas se habían ido y yo me senté en la mesa para retomar lo quehabía dejado. Pero no importaba hacia donde miraba, mi pluma estilográfica no estaba a la vista. Volví a buscarla. Buscó Margot, busco mamá, busco papá, busco Dussel.Pero había desaparecido.
-¡Quizá se cayo a la estufa junto a los frijoles! – sugirió Margot.
-¡No es posible replique!
Pero esa noche como mi pluma seguía sin aparecer,todos admitimos que había ardido, sobre todo porque el celuloide es altamente inflamable. Nuestros más sombríos temores se vieron confirmados al día siguiente cuandopapá fue a vaciar la estufa y descubrió el chip con el que sujetaba mi bolsillo entre las cenizas. No quedo ningún rastro de la pluma de oro. “Debe haberse fundido en lapiedra”, dedujo papá.
Me queda un consuelo, por mínimo que sea: mi pluma estilográfica fue cremada, como me gustaría que sucediera conmigo algún día.
Tuya, Ana
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