Television

El lenguaje en la TV (Nota I)
La defensa de nuestro idioma exige una acción inmediata
Hablar con propiedad significa pensar con propiedad
LA NACION comienza hoy una serie de notas de especialistas de la cultura, la educación y la radiodifusión sobre el mal uso del lenguaje en los medios de comunicación, tema que motivó un enérgico pronunciamiento de la Academia Argentina de Letras.
Fue unauténtico acontecimiento. Por lo inédito, claro está, pero también por lo promisorio. Dos ministros, el de Educación y el de Economía, se reunieron hace pocos días con investigadores argentinos para buscar, aunados, los caminos que permitan hacer de la tecnología y de la ciencia herramientas primordiales de las políticas de Estado en materia de desarrollo.
Ciertamente, fue ése un paso de extremalucidez republicana. Igualmente oportuno sería, puesto que no es menos urgente ni menos decisivo, que el Poder Ejecutivo se decidiera a hacer suyas las recientes denuncias que la Academia Argentina de Letras realizó ante las autoridades del Comfer por la malversación y el deterioro a que está expuesto nuestro idioma en los medios de comunicación masiva.
Si el Poder Ejecutivo concretara ese deseableencuentro con los académicos -tan imprescindible como seguramente innovador-, bueno sería que lo hiciese representado por el ministro de Educación y el secretario de Cultura de la Nación. Estos deberían hacer suyo el diagnóstico que sobre este asunto ha sido elaborado por el cuerpo que preside el doctor Pedro Luis Barcia. El uso de la lengua castellana no es asunto menor ni materia exclusiva deespecialistas, sino algo que atañe a la calidad y a la consistencia de la identidad ciudadana, así como a buena parte de los recursos subjetivos que determinan las posibilidades de nuestra convivencia. Se trata, en otros términos, de una acuciante cuestión de salud espiritual.
Así como el Estado comienza a sospechar que no habrá para nosotros auténtica inserción en el mundo sin desempeño eficienteen el mercado del conocimiento, así debiera comenzar a inquietarse también por el atraso que siembra la creciente desaprensión idiomática de la que se hace gala en los medios masivos de comunicación.
El riesgo de claudicar
El envilecimiento del lenguaje implica una renuncia al mundo. Una espantosa claudicación de la riqueza expresiva, de los matices interpretativos y de la elocuencia creadora.Las palabras, al verse abandonadas al maltrato, no se marchitan solas. Nosotros nos marchitamos con ellas. De igual modo, cuando ellas florecen, florecemos nosotros también.
Es muy útil que la Academia Argentina de Letras, y también la de Educación, manifiesten como lo han hecho su preocupación por la brutal negligencia con que, ante ese gravísimo panorama, proceden programadores y compradores deespacios publicitarios. Es muy útil, sí, pero no es suficiente. Es imprescindible que el Poder Ejecutivo meta el cuerpo en este asunto.
Si no hace suyos los desvelos y las recomendaciones de las academias, mejor sería que el Estado evidencie con franqueza su desinterés por ellas y las disuelva o las clausure por entender que es insignificante lo que está en juego, estéril lo que en ellas se tratae irrelevante lo que sucede en los medios de comunicación.
Sin los indispensables mecanismos políticos capaces de frenar y revertir el drenaje de responsabilidad elocutiva que desde hace tanto tiene lugar, seguirá prosperando en esos medios la impunidad de los que se enriquecen sembrando ignorancia, mientras que la subversión cultural que padecemos verá estimulada con ello su expresiónvocinglera, cloacal y enemiga de la reflexión.
Si, por el contrario y como quisiéramos, el Poder Ejecutivo asume su deber y obra con decisión, rápidamente se logrará articular estrategias operativas y se pasará de la protesta indispensable a la acción imprescindible. Se empezará, así, a remontar esta corriente de decadencia festiva en la que agoniza la república, a merced como está de quienes debieran...