Tratado De Los Delitos Y Las Penas

TRATADO DE LOS DELITOS Y LAS PENAS
CESSARE BECCARIA
A lo largo del presente, el autor, explica a detalle el origen de la constitución de las actuales sociedades y los principios que forman su base. Siendo no más, que la imperiosa necesidad de certeza y certidumbre, la que lleva a los seres humanos a renunciar a una parte de su libertad y soberana independencia para compensarla por un régimenpolítico-social que emanaba precisamente de esa renuncia y que traducía un escenario de guerra, en paz; en el que, de forma tácita y citando al autor Rousseau, el resultado será un contrato social en el cual la condición humana y la necesidad nata de convivencia, establecerían la plataforma para generar un ente que fungirá como soberano, encargado de salvaguardar el bien universal y el orden social.Sin embargo, se sostiene la interrogante respecto de aquellos que violaran dicho pacto y la forma de hacerlos sucumbir frente al deseo común. Dicha respuesta son los motivos sensibles, que no es más que las penas a las que serían acreedores al romper con lo establecido.
El derecho a castigar es lo que enviste al gobernante legítimo depositario de la soberanía para mantener al margen y nulificarlos intentos de quebrantar el bien común. Asimismo se establecen límites y estándares para que las penas mantengan el rumbo de su creación siendo más justas cuando mayor sea la estabilidad social que se le ofrece a todos aquellos que pactan y respetan los límites marcados. Por lo tanto toda aquella pena que se aleje de un fin común embarga un ente tirano que genera un menoscabo a la sociedadmisma.
Una de las partes torales de estas líneas radica en hacer una sana distinción entre el creador y el aplicador de la pena. Asumiendo la falibilidad y condición humana a la que se ve expuesto cualquier juzgador, respecto de un caso concreto, siendo así el legislador el guardián y sano representante de los creadores del pacto y los juzgadores aplicando lo ya establecido al caso concreto;limitando enérgicamente la interpretación que cualquier juez pudiera a la codificación, dado que dicha acción lo convierte en legislador y no en aplicador de la norma. Siendo la literalidad, la estabilidad y franca certidumbre a ofrecer.
En cuanto a la proporción entre los delitos y las penas me parece acertado al asegurar que la escala a utilizarse en el establecimiento de la magnitud de la pena aimponerse, debe estar compuesta necesariamente de los deseos e impulsos que motivaron al actor a cometer el delito y el fin que se perseguía realmente al momento de cometerlo. Por otro lado también emite una distinción entre los tipos de delitos; los primeros los denominó de lesa majestad y son aquellos que tenían por finalidad destruir inmediatamente a la sociedad y/o a quien la representa; lossegundos tienen que ver con la seguridad de los particulares, específicamente son cometidos contra el honor, la vida o los bienes de las personas; los terceros están relacionados con las obligaciones de los hombres, es decir a los deberes que estamos obligados a hacer, o a las restricciones que no son impuestas en cuanto a algunos actos.
El fin de las cosas siempre marca una pauta sobre las mismas ylas adopciones de los fines, en ocasiones, sólo se manifiesta en buenas intenciones. Beccaria anota que las penas deben aplicarse para que se deje de desafiar al régimen establecido. Evitando con lo anterior una constante usurpación de la tranquilidad y bien común.
Establecer márgenes y límites a las penas permite una humanización, en el que es posible separar cuestionas fácticas de las meramentedivinas. Asumirnos como iguales y mantener ésa línea, genera un ambiente de paz en el que no predomina el miedo, que invariablemente nos traduce en esclavos; advertirnos dentro de los límites por la conciencia pura de generarnos un beneficio, que pareciera mínimo pero que definitivamente arroja justicia. Logrando una sustentable valoración de los hechos, el marco legal, el que infringe y el que...