Volar sobre el pantano
Aprendió muy rápidamente lo básico de la aritmética, la lectura y la escritura, con lo que se sintió fuerte ypoderoso para levantar el vuelo y emigró a Tunja la capital de Boyacá. Entre el trabajo y el estudio, prefirió el de la panadería, profesión en la cual sabía que iba a forjar un espíritu fuerte y valiente para el trabajo. Después de unos pocos años, se sintió con el deseo de ser un “Ave de más largo vuelo”, y emigró a Bogotá.La vida de Gumercindo Gómez tiene muchas lecciones. Muy niño, su convicciónde sacar adelante a su mamá, viuda antes de que él naciera, lo obligó a trabajar. Su frase de batalla "yo no sé que quiero ser en la vida, lo único que sé es que quiero ser alguien", lo empujó a viajar a Tunja y luego a Bogotá. Trabajó en panadería, carpintería y tapicería, actividad esta última que lo llevó a concentrarse en el oficio de su vida, hacer colchones. La primera máquina de hacerresortes, fundamental en su éxito, la creó él mismo. Le costó $50 y el trabajo constante de seis meses. También fue singular la forma en que consiguió su primer lote: lo cambió por la producción de un año. Mientras tanto, se quedó sin dinero para pagar sus obligaciones y atender con holgura el sustento de su familia; pero él estaba convencido de la necesidad de contar con el terreno y tenía razón. Fuela base de la expansión de su firma.
En los años 80, Colchones Eldorado vivió su momento de mayor brillo. Gumercindo solo había hecho estudios en el Instituto Nacional de Capacitación Obrera -origen del actual Sena-, pero resultó muy hábil en mercadeo y publicidad. El mismo ideó el nombre, el logotipo y el mensaje de sus campañas. Logró que los colombianos conocieran sus colchones anunciando entelevisión en espacios disponibles, que si bien muchas veces no tenían mucha sintonía, eran muy económicos, pues le costaban alrededor de $50.000, recuerda. De esta manera, Eldorado creció hasta tener 150 empleados y proyección nacional.
Pero la historia de emprendimiento más apasionante de su vida no se había escrito todavía. En 1986 uno de sus gerentes le sugirió dejar el 68% de las acciones dela empresa a sus hijos. El aceptó y, seis años más tarde, la junta que se conformó con los nuevos accionistas tomó las riendas de Eldorado. En parte, la decisión se justificó en la construcción de un edificio de 8.500 m2 que endeudó a la empresa como nunca y que no aportaba al corazón del negocio. Hoy es evidente que el proyecto fue un error.
Al frente de la empresa quedó su hijo profesional de...
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