Ahora que estoy muerto
Lloren cuanto quieran, pero no se enojen con Dios por haberme llevado.
Si no quieren llorar, no lloren.
Si no logran llorar, no se preocupen.Si quieren reír, rían.
Si algunos maestros les cuentan algo de mí, óiganlos y crean lo que digan.
Si me elogian demasiado, corrijan la exageración.
Si me criticandemasiado, defiéndanme.
Si quieren hacerme un santo, solo porque he muerto, digan que si tenía algo de santo, pero que estaba lejos de ser el santo que pintan.
Si quierenhacerme un demonio, solo porque les llamaba la tención, digan que también tenía algo de demonio, pero que toda la vida procure ser bueno y buen maestro.
Si intentan canonizarme,digan que yo nunca quise ser incensado en vida.
Si hablan más de mí que de Cristo, llámenles la atención.
Si sienten tristeza y desean rezar por mí, pueden hacerlo, puesquizá necesite de su oración.
Si quieren hablar conmigo, hablen con Jesús, y yo los escuchare, espero estar con Él lo suficiente para continuar siendo útil para ustedesdesde donde este.
Y si quieren escribir algo sobre mí, digan solo una frase:
Fue mi amigo, mi maestro, creyó en mí, supo que podía lograr lo que quería.
Era una flecha quevivía apuntando hacia la educación.
Ahí, entonces, derramen una lágrima, yo no estaré presente para enjuagarla, pero no hace falta, pues otros maestros lo harán en mi lugar.Y viéndome bien sustituido, iré a atender mi nueva tarea en cielo.
Pero, de vez en cuando, dense una escapadita hacia Dios, no me verán, pero yo estaré muy felizviéndolos mirar hacia Él.
¿Creen en estas cosas?... Entonces recen, para que todos vivamos como quien sabe que va a morir un día y muramos como quien supo vivir bien.
Regístrate para leer el documento completo.