Anécdota de una lección aprendida
La cocina estaba patasarriba: llena de fuentes, ollas, comida… no tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero me encantaba ya que todo parecía indicar que teníamos invitados en casa aquella tarde y que mispadres iban a hacer “comilona”.
Siempre que invitaban gente a casa hacía mucha comida y eso me encantaba, no tanto por comer hasta hincharme sino porque me gustaba mirar a mi madremientras cocinaba y a mi padre ayudándole.
En una de estas, me dirigí a la olla cuyo olor me había despertado. Estaba muy intrigada ya que olía tremendamente bien. Le dije a mi padre ¿puedotocar? Mi padre, con toda naturalidad me dijo que sí. Toqué la olla y empecé a sentir dolor. Grité de dolor: me había quemado. Empecé a quejarme y a gritarle a mi padre diciéndole que porqué me había dejado tocar la olla si estaba caliente, etc. Mi padre, con toda la calma me dijo “ahí tienes la diferencia entre el poder y el deber. Por poder, puedes tocar la olla; ahora, nodebes tocarla, porque quema”.
Totalmente indignada le dije que me lo podía haber dicho, pero él insistía en que gracias a eso, lo aprendería de por vida.
Me quedé atónita y sin saberqué decir. Totalmente indignada por la situación, me enfadé unas horas con mi padre ya que me podía ahorrado una quemadura.
Ahora, echo la vista atrás y veo una lección aprendida. No sesi fue por este hecho pero es cierto que siempre tuve clara la diferencia entre el poder y el deber. Aprenderlo me costó una quemadura y puede ser que por eso, lo tenga tan aprendido.
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