Camara

Sin dinosaurios

Caminó y caminó por el largo y frio bosque que a simple vista se encontraba solo, pero bastaba con detenerse un segundo para poder escuchar el sin numero de acompañantes quetenia, empezando por el susurro de los árboles, que parecían platicar entre ellos, mientras se movían al compas del viento; los había de todos los tamaños, desde los más grandes llenos de ramajesespesos, que inmersos en la obscuridad de la noche podrían confundirse con unos gigantes malhumorados, hasta pequeños arbustos que no llegaban a parecerse sino a un gran grupo de enanos.

Mientrasmás se adentraba en el bosque, mas interminable le parecía, además de que la luz que se filtraba por los arboles, era cada vez menor, lo que le hacía ir tropezando con ramas sueltas, y algunaspiedras que se encontraban por todo el camino.

Habían pasado ya más de cuatro horas desde que había caído del paracaídas, y el peso de su mochila, que iba cargada con todo lo que pudo salvarantes de que su avión explotara, se le hacía insoportable, más adelante se encontró un lugar pasivo donde podría descansar y consumir algo de comer, después de un rato se quedo profundamente dormido.A la mañana siguiente todo parecía más claro y Ángel decidió buscar una salida a lo que parecía un bosque sin fin, no había rastros de residentes por donde el se encontraba y eso le preocupo unpoco más. Siguiendo su camino llego hasta una cueva de gran dimensión, sin pensarlo dos veces, y motivado por su curiosidad se adentro en la cueva, que resultaba realmente imponente, no habíacaminado ni dos metros y la visibilidad se había perdido por completo, con la intención de aproximarse a conocer la longitud de la cueva, Ángel gritó fuertemente esperando en respuesta el eco de su voz, perocuál fue su sorpresa al notar que el sonido de sus palabras se perdió al rebotar a aparentemente con una pared, sin poder ver nada se ayudo de su tacto pues quería corroborar que esa era toda la...