Diseño

viajar / BRÚJULA

PATAGONIA
De Cabo Vírgenes a Los Antiguos,
pasando por Río Gallegos
y El Calafate, un recorrido por este
territorio duro y auténtico. Sabores
a prueba de viento, tierra desaforada
y una geografía que nos
devuelve a la escala real.
Por Fernanda Sández. Fotos Ariel Mendieta.

Aquí el clima
es tramposo.
Lleve abrigo de sobra
aun en verano.

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La RutaNacional 40 atraviesa la
Patagonia de norte a sur y permite
ver un paisaje solitario y agreste.

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Aquí el tiempo manda. Aquí todo (desde los cuerpos de los animales hasta las formas de las plantas,
pasando por el diseño de las casas y hasta los carteles
que salpican la ruta) hablan de un viento feroz en verano y de un frío de más piadoso en invierno. Aquí en
Río Gallegos, punto dearranque de nuestra travesía, los
techos de las casas son siempre de colores. Rojos, verdes
o azules, para que aun después de la peor de las nevadas
se pueda ubicar la casa en medio de esa inmensidad
blanca. Angel Costa –un paisano que antes de ser chofer
trabajó “en el petróleo” y que conoce cada curva de cada
ruta– dice que lo peor de todo es el voladero blanco.
“Ahí sí que no se ven ni lospies. Puro viento, es. Y el que
no conoce, se pierde”, alerta. Pero ahora, despuntando
el verano, estamos a salvo del voladero y de todos esos
otros modos que tiene la Patagonia de hacerles saber a
los hombres que todavía no han podido con ella.

APERTURA
En Monte Dinero,
donde se produce una
de las mejores lanas
del mundo –tan suave
como la seda–, un
trabajador analiza el
vellón. A laderecha,
todo el esplendor del
Glaciar Perito Moreno
y sus “morenas”,
vetas formadas por
la mezcla de viento
y tierra.

s,
s esquiladore as
Para lo son sagrad
sus tijeras n afila la suya.
y cada quie

EN estas páginas
1. Una comparsa de
esquila en plena faena, en la estancia más
austral del continente.
2. Los tejidos de lana
de oveja y de guanaco son apreciados por
susuavidad.
3. Un aviso de viento
en la ruta. Una palmera extraviada en la
estepa y doblada por
el viento.

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brújula

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Estepa, bosque, glaciares, montañas…. En un
mismo día de recorrido, el escenario puede
cambiar radicalmente.
La ciudad encallada
Río Gallegos es una ciudad de calles despeinadas por el viento que
sopla desde la ría y hace imposible no pensar una y otra vez enlos
primeros, los que abrieron camino. Aquellos bravos gallegos, escoceses,
ingleses y hasta belgas que, a fines del siglo XIX, pusieron rumbo al
sur y amanecieron aquí. En ese sentido, el Museo de los Pioneros (la
casa más antigua de Río Gallegos) es una deliciosa manera de mirar
atrás. No sólo porque cada detalle de su construcción (chapa de piso
a techo, ventanas pequeñas, chimeneas)habla de un tiempo en el que
el sur era muy otra cosa, sino también porque en él se guardan cientos
de objetos de uso cotidiano, desde bañeras de bebé hasta molinillos
de café o tijeras de esquila. Otro lugar imperdible es la catedral de Río
Gallegos, levantada en 1899 por un cura salesiano y hoy monumento
histórico nacional. La iglesita, toda chapa rosada, está revestida por
dentro en madera ycruje a cada paso. Por alguna razón, las casas más
antiguas de Gallegos recuerdan a un barco. Son casas rumorosas,
vibrátiles, y hasta el elegante Club Británico (creado en 1911) gime al
compás del ventarrón. Tal vez por eso, los platos de la cocina patagónica siempre son como anclas de sabor en medio de la desolación. “Aquí
no hay cines ni shoppings, y por eso la comida se vuelve central”,dice
con una sonrisa Leónidas Nunes Reis, su chef. En La Guanaca Azul,
lugar de experimentación sensorial del chef Mirko Baleta (magnífico
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Los primeros en llegar hasta aquí (ingleses,
escoceses, gallegos, belgas) trajeron consigo
abrigos, recetas de familia y tradiciones.
anfitrión de comidas que se prolongan por horas), se habla de una “cocina
de productos”. Aves...