Docente
Infancia
e
historia
Destrucción de la experiencia
y o rigen de la historia
Traducción de Silvia Matroni
Adriana Hidalgo editora
Aga.mben, Giorgio.
Infancia e historia.- 2;�. ed., Za reimp.
Buenos Aires : Adriana Hidalgo edicora, 2007
224 p.; l9xl3 cm.- (filosofía e historia)
Traducido por: Silvia Mattoni.
ISBN 978-987-9396-53-7
l. Ensayo Filos6ficoHistórico. l. Manoni, Silvio, trad. Il. Título
CDD 854
filosofla e historia
Tí rulo original: lnfonzia e storia
Traducción de Silvia Mattoni
Editor:
Fabián Lebenglik
Oiseii.o de cubierta e interiores:
Eduardo Srupía y Gabriela Di Giuseppe
© Giulio Einaudi, Torino, 1978 y 2001
© Adriana Hidalgo editora S.A., 2001, 2003, 2004; 2007
Córdoba 836 - P. 13 Of. 1301
-
(1054) Buenos Airese-mail: info@adríanahidalgo.com
ww.adrianahidalgo.com
w
ISBN: 978-987-9396-53-7
Impreso en Argentina
Printed in Argentina
Queda hecho el depósito que indica la ley 11.723
Prohibida la reproducción parcial o rotal sin permiso escrito
de la editorial. Todos los derechos reservados.
Infancia historia
e
Ensayo sobre la destrucción de la experiencia
a Claudio Rugafiori
¡Oh,matemáticos, aclaren el error!
El espíritu no tiene voz, porque donde
hay voz hay. cuerpo
LEONARDO
1
E n la actualidad, cualquier discurso sobre la experiencia
debe partir de la constatación de que ya no es algo realiza
ble. Pues así como fue privado de su biografía, al hombre
contemporáneo se le ha expropiado su experiencia: más bien
la incapacidad de tener y transmitir experienciasquizás sea
uno de los pocos datos ciertos de que dispone sobre sí mis
mo. Benjamín; que ya en 1 933 había diagnosticado con
precisión esa ((pobreza de experiencia' de la época moder-:
na, señalaba sus causas en la catástrofe de la guerra mun.:.:
dial, de cuyos campos de batalla "la gente regresaba enmu
decida ... no más rica, sino más pobre en experiencias
compartibles: .. Porque jamás hahabido experiencias tan
desmentidas como la$ estratégicas por la guerra de trinche
ras, las económicas por la inflación, las corporales por el
7
hambre, las morales por el tirano. Una generación que ha
bía ido a la escuela en tranvías tirados por caballos, estaba
parada bajo el cielo en un paisaje en el cual solamente las
nubes seguían siendo iguales y en cuyo centro, en un cam
pode fuenas de corrientes destructivas y explosiones, esta
ba el frágil y minúsculo cuerpo humano".
Sin embargo hoy sabemos que para efectuar la destrucción
de la experiencia no se necesita en absoluto de una catástrofe y '
que para ello basta perfectamente con la pacífica existencia
cotidiana en una gran ciudad. Pues la jornada del hombre con
temporáneo ya casi no contiene nada que todavíapueda
traducirse en experiencia: ni la lectura del diario, tan rica en
noticias que lo contemplan desde una insalvable lejanía, ni los
minutos pasados al volante de un auto en un embotellamien
to; tampoco el viaje a los infiernos en los trenes del subterrá
neo, ni la manifestación que de improviso bloquea la calle, ni
la niebla de los gases lacrimógenos que se disipa lentamente
entrelos edificios del centro, ni siquiera los breves disparos de
un revólver retumbando en alguna parte; tampoco la cola frente
a las ventanillas de una oficina o la visita al país de Jauja del
supermercado, ni los momentos eternos de muda promiscui
dad con desconocidos en el ascensor o en el ómnibus. El hom
bre moderno vuelve a la noche a su casa extenuado por un
fárrago de acontecimientos-divertidos o tediosos, insólitos o
comunes, atroces o placenteros- sin que ninguno de ellos se
haya convertido en experiencia.
Esa incapacidad para traducirse en experiencia es lo que
vuelve hoy insoportable �omo nunca antes- la existencia
8
·
cotidiana, y no una supuesta mala calidad o insignificancia
de la vida contemporánea respecto a la del pasado (al con
trario, quizás la...
Regístrate para leer el documento completo.