Educación y Pedagogía para enseñar a pensar


EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA PARA ENSEÑAR A PENSAR

ALBA PATRICIA SAINEA VARGAS

Enseñar a pensar es recorrer un camino en donde el maestro y su discípulo se conciben como sujetos. Entre ellos se da una relación de respeto por la persona humana que el otro, en su alteridad, significa. Enseñar a pensar implica un doble proceso que se da en el maestro primero, cuando concibe su saber. En esteorden de ideas, una necesidad que se da en el maestro es la reflexión. Un maestro que no piensa en lo que enseña, no puede enseñar a pensar.

Cuando se afirma que “las humanidades siguen atrapadas en las didácticas de la educación tradicional. El gran reto es apuntar hacia una didáctica de las humanidades que permita construir conocimiento, crear y recrear ideas, de tal manera que las personasestén en capacidad de asociarlas y de contextualizarlas en distintos campos de su vida” (SEPÚLVEDA ROMERO, 2012), se pretende que el maestro deje de pensar por el estudiante. La construcción del conocimiento es una tarea mutua que se establece en la comunicación, en el diálogo con el otro, para que ese otro reflexione su contexto.

Refiriéndose a Santo Tomás, Fray Marco Antonio Peña, indica que:“Educar es, para nuestro maestro, AYUDAR AL EDUCANDO A SER PERSONA en sus dimensiones físicas, afectivas, intelectuales, espirituales y trascendentales. Se educa para ayudar a crecer como persona humana, hasta alcanzar su plenitud” (PEÑA S. OP, 2009.). En este sentido, no podemos sólo hablar del desarrollo del pensamiento como un proceso aislado, que ocurre en un mundo intelectual distante. Alcontrario, implica las otras dimensiones humanas de que habla Santo Tomás. Enseñar a pensar, es enseñar a sentir, a establecer una relación con el mundo trascendental, a comunicar con el cuerpo. Volverse sobre sí, en suma, para luego interactuar con el mundo. Así lo entendió en maestro de los predicadores. En este sentido, nos dice Jaime Nubiola al respecto expresa que “Un punto me gusta destacarparticularmente de la vida de santo Tomás y es que concebía su reflexión como una forma de vida, como una actividad que impregnaba y dotaba de sentido a toda su existencia, como un esfuerzo personal de penetración y de exposición, marcado en toda su hondura por una clarísima finalidad apostólica.” (NUBIOLA, 26 de enero 2010 ). Olga Lucía Zuluaga (ZULUAGA GARCÉS, 1999.), en consonancia con este autor,menciona que el docente se convierte en sujeto del saber pedagógico cuando reflexiona sobre su quehacer. Es decir, si alguien decide ser maestro, tiene un compromiso permanente de autoformación, solo así puede alejarse de la repetición memorística, de la formación disciplinar descontextualizada, de la laxitud que implica no entender que el conocimiento, los saberes se actualizan con el hombre y susparticularidades sociales y culturales.

“Dar vueltas a las cosas despacio, sin prisas; repensar siempre de nuevo las cuestiones planteadas, aun las ya previamente conocidas. Estas dos cualidades se completan con una tercera que es la de escuchar a los demás y aprender de ellos: en terminología actual, lo llamaríamos la capacidad de "trabajar en equipo" también en el ámbito intelectual. El sabiono es un investigador solitario, sino que vive en permanente diálogo con los demás, con sus contemporáneos, pero también con los que le han precedido e incluso con los que vendrán después. El sabio está persuadido de que siempre se puede pensar más, de que siempre se puede pensar mejor; de que si uno no puede ya más, le queda al menos la esperanza de que otros vendrán detrás que lo harán mejor.”(NUBIOLA, 26 de enero 2010 )

En los enfoques pedagógicos actuales, el tema de la relación docente-estudiante, como una relación democrática, no autoritaria, horizontal, ocupa un lugar destacado. En este orden de ideas, Luis Vicente Sepúlveda Romero, refiere que “Si en una dinámica de alteridad, aprender a mirar al otro es un objetivo de las humanidades, se debería comenzar con una visión...