Estudiante

A la luz de la luna
Allí estaba de nuevo asustada en el confort de mi casa, sentada en la gran sillón de la sala, tan diminuta, tan impotente. La pálida luz de la luna se asomaba por la granventana de la sala iluminando todo aquello donde la oscuridad no alcanzaba a llegar, era una noche perfecta, tan llena de silencio y a la vez tan carente de calor.
Mi cuerpo una vez más se estremeciócon el fuerte sonido en la azotea, el mismo sonido una y otra vez, incesante y constante como golpes queriendo hacer música con los fuertes latidos de mi asustado corazón. Mi cuerpo tomo valor, sabíaque debía ir a ver qué pasaba, me levante, y entre, temerosos pasos recorrí el oscuro pasillo que llevaba a la tan siempre misteriosa azotea. Escalón por escalón subía la rechinante escalera de madera,pensando: “esto no es justo, esto no debería pasarme a mí, una mujer sola en mi casa; en estos momentos mi marido debería estar acá, haciendo el de papel de héroe y protector. Pero no, mi marido solome acompaña en la foto matrimonial de mi habitación, y bueno, que más se podría esperar de una relación con múltiples problemas maritales, videncia domestica y abandono afectivo.
Al fin me acerque ala puerta de la azotea, mientras los golpes se hacían más fuertes, necesite mucho valor para quitar el seguro de la puerta, pero tenía que saber que era lo que pasaba, que eran esos fuertes golpesque no me dejaban dormir en paz.
Al abrir la puerta una fría corriente de viento golpeo mi cara empujándome a pensar que todo estaba bien y que nada malo había en aquella oscura azotea; como siempre laluz de la pálida luna iluminaba lo poco que podía, mientras yo entraba suavemente.
Cada vez más me acercaba y el sonido se hacía más fuerte, tenía tanta angustia que olvide el temor tan profundo quele tengo a la oscuridad. El camino acabo y mi búsqueda término, los sonidos de golpes se desvanecían al ver su cuerpo en el suelo, arropado con bolsas para la basura.
Nada había cambiado, seguía...