Estudiante

La semana pasada fui por una carretera de grava en el norte de Namibia, aproximadamente a 1000 km de la capital Windhoek, mirando derecho sobre el río Okavango en el ancho de Angola con fervientecalor. De repente aparece el lema de una escuela a la izquierda: “Orar y trabajar duro”.
Sí, pensé que esto es para mí, como una monja misionera que soy, lo que determina mi vida diaria: ambos al mismotiempo, cada día, con el compromiso y el corazón todo: oración y trabajo,”ora et labora”.
Y, a continuación, mi nuevo programa de vida. Se me fue dado 40 años atrás con mi nombre en Bernried:Rapha-el. Es decir: Dios cura. Más y más veces aprendí que Dios ayuda a  sanar a otros. Y curación siempre entendida en sentido amplio.
Mi mayor ilusión era ser médico para África. Y después de buscar aquíy allá, Dios, me confirmo este sueño materializado en nuestra congregación. Una vida rica. Cuando miro hacia atrás, me pregunto a menudo como puede apreciarse esto a través de mí; en las vidas demiles de personas agradecidas. Yo soy tan simple y no especialmente talentosa. ¿Cómo pudo suceder? Sin duda por las raíces de nuestra espiritualidad benedictina. "La semilla que germina y crece, y elcampesino no sabe cómo." (Mc 4.27)
Recientemente, una figura religiosa aquí me dijo: "Ustedes son una bendición para la iglesia en Namibia". Por supuesto, este reconocimiento me hace muy feliz.
Todoeste fue dicho en relación con el establecimiento de la acción Católica SIDA. Desde 1998 ella toma a los afectados por la epidemia de VIH. Por desgracia, Namibia es uno de los principales países delmundo que se ven afectados por el VIH. Estaba justo en Katima Mulilo, donde casi una de cada dos mujeres está infectada. La muerte diaria es terrible. El futuro es el miedo y el terror.
Acción CatólicaSIDA tiene allí un centro y toma los enfermos, moribundos, huérfanos. Pero también un gran programa con el que se pretende conseguir un cambio de comportamiento en la juventud.
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