Focalización (punto de vista narrativo)

Homero se sentía molesto: intentaba escribir un relato pero no sabía qué narrador le convenía usar. De pronto, recordó la tienda que le habían recomendado.
Salvo por el dueño, el lugar estaba vacío. Raro, pensó. Le habían comentado que solía haber, frente al mostrador, colas de escritores esperando por una metáfora encargada la semana anterior, una dosis de naturalidad para un diálogo ouna hipérbole talla XXXXXL. El negocio estaba abarrotado de exhibidores, estanterías repletas de cajas y frascos, y altísimas cajoneras con etiquetas en el frente. Homero alcanzó a leer un par —«Falso conflicto», «Ajustar tensión narrativa»— antes de que el dueño levantase la vista de unos folios apoyados en el mostrador y le preguntara:
—¿En qué puedo ayudarle?
—Venía a consultarlopor narradores. No me decido si usar uno en primera persona o tercera. ¿Me puede mostrar algunos modelos de punto de vista?
—Si busca modelos, lo mejor es que acuda a una librería o a una biblioteca. Ahí tienen todos los que necesite, y más también. Aquí, en cambio, podemos revisarle el motor a un poema, tomarle la tensión a un cuento, ver si funciona o si le conviene reemplazar algúnrepuesto…
Vaya fiasco, se dijo Homero con cierto desagrado. Pero ya había llegado hasta allí, y no era cuestión de volverse al teclado con las manos vacías. Asintió.
—Lo primero que le conviene saber —prosiguió el hombre— es que narrador y punto de vista no son la misma cosa. La perspectiva, o punto de vista, es una de las cuestiones más complicadas de la escritura. Tiene que ver con elescritor, el narrador, los personajes y el lector. Los mayoristas que nos surten de categorías, para colmo, no siempre se ponen de acuerdo; las definiciones, ay, a veces hasta se contradicen. Cada época aporta nuevas teorías, como pasa con los yogures, ¿vio? Antes había natural y sabor fresa. Ahora los tiene con cereales, con fruta entera, con bífidus activos, con soja, con…
—Ya, ya. Yvolviendo a la cuestión del narrador…
—Fíjese que cuando mi tatarabuelo abrió la tienda, para entender qué tipo de narrador tenían delante bastaba con rastrear las huellas que dejaba en el relato: verbos, pronombres, y esas cosas. Así, si leían: «Mi padre tenía una pequeña hacienda en Nottinghamshire. De cinco hijos, yo era el tercero. Me mandó al Colegio Emanuel, de Cambridge, teniendo yocatorce años […]»[1] se conformaban con decir que el texto estaba narrado en primera persona y chau pinela. Al leer que «el Magistral paseaba lentamente sus miradas por la ciudad escudriñando sus rincones, levantando con la imaginación los techos, aplicando su espíritu a aquella inspección minuciosa como el naturalista estudia con poderoso microscopio las pequeñeces de los cuerpos»[2] sospechaban quese trataba de uno omnisciente. Poco después lo confirmaban, y tema resuelto. Qué le voy a contar; si nada de esto es nuevo para usted, ¿cierto?
—Lo aprendí en el colegio —respondió Homero, algo mosqueado—. Y también nos hicieron leer Aura, de Carlos Fuentes, por lo del narrador en segunda persona. Se la recomiendo. Pero ahora debo volver con mi historia, que no puede ni suceder si no consigoa alguien que la relate.
—Tenga paciencia. Ya le dije que la cosa se nos complica un poco —advirtió el otro, suspirando—. Aprovechemos que no hay otros clientes, y va a ver que no se arrepentirá. De paso, fíjese que esto mismo que está ocurriendo ahora entre nosotros lo está contando, en apariencia, un omnisciente, ¿verdad? El tipo cuenta lo que usted dice, lo que usted hace e incluso cómose siente. De mí, en cambio, sólo narra lo que se puede percibir. Casi le diría que se limita a lo que usted ve que hago, lo que usted oye o lo que usted interpreta de mi actitud. ¿Se puso a pensar qué se deriva de esta observación?
—No tengo ni idea, pero, por favor…
Homero se interrumpió en seco. Algo muy extraño ocurría en ese negocio, y acababa de percatarse de ello. Tragó...