Hermenéutica Narrativa De Un Texto Bíblico

Milagro de Amor…
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¿Cómo explicar esta mezcla de gozo y desconcierto, de novedad y alegría en medio del dolor y la muerte?

Mi nombre es Jairo, soy amigo de Jesús. En mi relación con él estas experiencias y estos sentimientos se hacían uno, se fundían extrañamente. En un principio hubo mucho choque y reconozco toda mi sospecha con él. Pero también su manera de ser, su estilo de vidaitinerante, sus enseñanzas y su actuar tenían algo tan atrayente que conseguía muchos seguidores y también perseguidores, y yo estaba en esta disyuntiva.

Sobre todo me sentía responsable y defensor de nuestro culto y de la sinagoga de la que yo estaba a cargo. Pero, aunque a muchos les causaba bronca y rechazo su falta de respeto por el precepto del sábado, yo entendí que en él no había falta derespeto sino que por su estilo de vida itinerante no le quedaba otra que curar en ese día sagrado, además creo que él le daba un significado simbólico el actuar así ese día. Si tengo que confesar mi desconcierto por su modo de vivir la pureza, en cuanto a la comida y en cuanto al contacto con personas impuras: mujeres, enfermos, leprosos, endemoniados… Quizás fue por esto, además de ladesesperación por mi hija, lo que me llevó a su encuentro y que fue el principio de nuestra amistad.

Mi hija había entrado en la edad mayor y sus periodos menstruales habían comenzado y de esa manera mi relación con ella se moría o se dormía de a poco. Ya no podía pasearme con ella cuando quisiera, ni abrazarla en cualquier momento, ni acercarme a dialogar cuando ella me necesitara. Ella sabía muy bienestas cosas y entendió que algo entre nosotros se estaba perdiendo.

Mi cargo de jefe de la sinagoga se convirtió en una tortura… lidiar con los escándalos de Jesús y ahora esta situación por la que atravesaba. Nuestra relación padre-hija se oscurecía por las normas de pureza, sentía sobre mí las miradas y los juicios de los más practicantes de nuestra comunidad… sanaban para mí como música fúnebre.No puedo y nunca podré imaginar el dolor y la impotencia de mi hija… en el fondo ¿Qué culpa tenía ella? Si el sufrimiento se agudizaba en mí, para ella fue peor… Cuántas veces yo le enseñaba que las normas y preceptos nos ayudaban a tener nuestro corazón pendientes de Yavéh. Y más aún, siempre le hablé de lo que menciona el Dt 32,6: “Dios es tu Padre y creador” y también lo del salmo 103:“Como un Padre siente ternura por sus hijos, así es Yavéh”. Pero ahora todo esto entraba en contradicción. En mi interior oscuro comenzaba una lucha… este Dios que le enseñé que la amaba como yo, ahora la condenaba por su condición de mujer y la alejaba de su presencia y me exigía también a mí alejarme para no quedar impuro. La herida se hacía profunda y el dolor lo sentía en mi pecho.

Desde queMiriam murió tuve que asumir muchas de sus funciones, entre ellas las del cuidado y cariño de nuestra hija, y por esto nuestro vínculo se hizo tan fuerte y unido… hasta ahora.

Cómo describir con palabras el ambiente frío y pesado que vivíamos en casa. Su rostro se opacó, su mirada se hizo triste y sus palabras perdieron la alegría que yo acostumbraba a disfrutar. Ya casi no comía y nuestrascomidas, más que signo de comunión y bendición, eran la prueba de nuestra ruptura y separación. Comencé a notar que se encerraba cada vez más y que dormía más de su costumbre.

Una mañana yo volvía de la fuente y me sorprendió no verla en sus quehaceres, la encontré todavía dormida y a pesar de mis gritos no se despertaba… en ese momento temí lo peor… mis ojos estaban por estallar en lágrimas y sentíaque mi corazón se salía de mi pecho, temblaba de miedo y me paralizaba la impotencia de no poder tocarla, aún en el estado en que se encontraba. En ese momento de desesperación me acordé de Jesús porque entendí que él era el único que podía hacer algo por ella. Corrí desesperado y no fue difícil dar con él, una multitud lo apretujaba cerca de la sinagoga. Justo cuando le iba a hablar ví que...