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En primer lugar definiremos el concepto de Nación e identidad. Al respecto Bárbara Silva realiza un análisis desde la historiografía sobre la construcción de lo nacional y lo identitario en lasociedad chilena[1]. En su esquema argumentativo sostiene que la categoría de nación en Chile se comienza a forjar desde la Patria Vieja[2]. Aquí aparecerían los primeros elementos de lo que ella calificacomo un “protonacionalismo”[3] que darían paso a la constitución de una identidad singular. Además argumenta que la construcción de una nación no es un proceso concluido o terminado, sino un procesoconstante de construcción y reconstrucción[4]. También agrega que “no existe una única identidad nacional, concreta y definida. De hecho, parece poco probable que esto sea posible, en cuanto a ella, yasea individual o colectiva, está atravesada por varias identidades que por medios de distintos vínculos, relaciones, tendencias y primacías, van configurándolo de acuerdo a una determinadacircunstancia espacio temporal”[5]. Si esto no fuera así, y a la identidad nacional se mantuviera inmutable o inalterable perdería la legitimidad necesaria para lograr la identificación de los distintosmiembros de la sociedad.
Por otro lado, la nación y la identidad de esta han sido construidas por un segmento de la sociedad. En este caso las “élites” Latinoamericanas son las responsables de estasrepresentaciones. El parámetro que utilizaron para delimitar los valores que deben existir en nuestra identidad forma parte de lo que ellos identifican como el mundo moderno. “La élite se apropia de lascaracterísticas propias de Europa, ya que se siente identificada con los modos y costumbres de estos[6]. Para lograr la aceptación de este proyecto de nación utiliza tanto la imposición, como laaceptación de estos valores. “[7]Son estos actores los que deciden que sé olvida y que se recuerda”.
Si es la élite nacional la que decidió que es lo importante y lo que no, aquello que se debe incluir y...