Jarron azul

El jarrón Azul
-Gracias míster Ricks, y perdone lo que le dije. Haré de mi parte todo lo posible para empeñar mi cometido en Shangai a su entera satisfacción.
-Eso bien lo sé Peck, pero dime ¿no teviste a punto de abandonar, al tropezar con tantas dificulatades casi imposibles de vencer?
-Sí señor, confieso que me entraron deseos de suicidarme antes de haber llamado por teléfono a cuantos“Cohen” y “Cohn” hay en San Francisco, pero lo hice señor, sólo porque no quise defraudar a un hombre al que conocí y me ha inspirado siempre.
-¿Quién fue ese nombre Peck?
-Era mi brigadier, místerRicks, y tenía un mandamiento máximo que me enseñó nunca romper. Esa máxima era “Lo hare” Cuando el comandante de nuestra división lo llamó y le dijo que debía mover su brigada hacia un territorio ocupadopor el enemigo, nuestro brigadier solamente contestó: “Muy bien señor, lo hare”. De ahí en adelante, si algún oficial de nuestra brigada mostraba signos de flaqueza en su misión porque ésta parecieraimposible, nuestro brigadier solamente lo miraba fijamente a los ojos; entonces como por arte de magia, aquel oficial recordaba nuestra máxima y hacia su tarea o moría en el intento. Mi brigadier enuna ocasión me dio la orden de ir y capturar a un francotirador que estaba causando muchas bajas en nuestra compañía. Él solo abrió un mapa y me dijo: “soldado Peck, aquí está más o menos la trincheraen donde se encuebtra escondido, ve y captúralo”. Y bueno, míster Ricks, yo tomé mi rifle y mirandolo a los ojos fijamente le dije:”lo haré”. Nunca olvidaré la forma en que ese hombre me miró a losojos. Un tiempo después fue a verme al hospital donde me hallaba internado. Yo sabía que había perdido por completo mi mano izquierda y ue iba quedar dañado de por vida en pierna… en ese momento mehallaba totalmente deprimido y sólo quería morir. Entonces él se acercó a mí y dijo: “Soldado Peck, uno no puede estar medio muerto o medio vivo, una vez que regreses a tu vida civil, tebdrás que...