La dimensión ética en la obra de michel foucault

Fernando J. Brito López






































Barquisimeto, Junio 2007
LA DIMENSIÓN ÉTICA EN LA OBRA DE MICHEL FOUCAULT.


¿A qué se llama postmodernidad? No estoy al corriente (Michel Foucault, Estructuralismo y postestructuralismo, entrevista con G. Raulet, 1983).


Michel Foucault y JürgenHabermas son considerados por algunos autores “dos de las figuras más relevantes de la filosofía finisecular” y si bien Foucault ha rechazado de manera reiterada su incorporación a la pléyade de intelectuales que han conformado la llamada actitud postmoderna, ha sido de facto incorporado a sus filas por pensadores de la talla de Rorty, Habermas, y muchos otros, mientras que algunos más, como A. Schmid,le atribuyen la paternidad en la conformación de una nueva fundamentación de la ética.


Uno de los objetivos planteados con el presente ejercicio hermenéutico sobre la obra de Foucault (1926-1984), era el de lograr elaborar un esbozo sobre el concepto de moral y ética que pudiese ser asimilado a la actitud postmoderna que emerge a partir de los años setenta con el llamado capitalismo tardío,incurriendo de entrada en la impostura de tratar de explicar la dimensión axiológica de esta visión emergente, utilizando los mismos argumentos reduccionistas que van a dar lugar a los metarrelatos omnicomprensivos que caracterizan la modernidad, emprendimientos de poderes dominantes por legitimar e imponer saberes que no sólo interpretan la realidad, sino que pretenden invalidar y perseguircualquier posibilidad de disenso respecto de la misma.


Hablar de corriente postmoderna y de postura emergente, indica de entrada una construcción de significados fundamentada en el pensamiento débil postmetafísico enunciado por Gianni Vattimo y Francois Lyotard, manteniendo el concepto de postmodernidad como postura emergente, no obstante las críticas de teóricos como Habermas o Karl Otto Apel,que entre otras cosas asumen a Foucault como un postestructuralista (etiqueta que también niega el filósofo) y por tanto, siguiendo su línea de pensamiento, más cercano a la modernidad que a la postmodernidad.


A este respecto, considero que si lo que se desea es alcanzar nuevos órdenes de reflexión y racionalidad en cualquier tentativa de aproximación a la realidad histórica que haga posiblela emergencia real de alternativas -sea ésta una construcción lineal o fragmentada de relatos y metarrelatos y entendida como representación del imaginario social-, encarar el debate ideológico implicará entonces el asumir compromisos con la diversidad, así como el reconocimiento de la alteridad como opción legítima de conocimiento y aún de disenso.


No obstante, cuando para estos debates seutilizan categorías de análisis construidas con el substrato moralista de la modernidad, fundamentadas en la lógica del deber ser weberiano y generalmente en función de una ideología particular que pretende imponer juicios de valor fundamentados en la exclusión, sencillamente negamos la posibilidad de que la especificidad intrínseca de una idea y su eventual desarrollo discursivo alcancen su puntomáximo de despliegue, una vez que el mismo depende absolutamente del abordaje epistemológico con el cual nos aproximemos al mismo; así, esta inversión argumental termina por impedir la concreción sintética que eventualmente permitiría el desarrollo de nuevas ideas, tal como propone, por ejemplo, la dialéctica hegeliana, dándose así lugar a conclusiones falsas o en el mejor de los casos, parciales.Es el caso por ejemplo, de las críticas a la postmodernidad fundamentadas en el supuesto relativismo nihilista con el cual pretenden abordar la realidad, o en la supuesta unidad epistemológica de sus argumentos con la línea argumental que pretenden superar[i], tesis que sólo tendría validez para una dimensión de la realidad construida en función a los metarrelatos que caracterizan el...