La Iliada

Páginas: 6 (1373 palabras) Publicado: 27 de agosto de 2011
El presente dossier contiene dos textos de Jürgen Habermas y dos textos de Joseph Ratzinger. Ratzinger es un cardenal de la Iglesia Católica que es prefecto de la “Congregación para la doctrina de la Fe”, que antes se llamaba “Santo Oficio”, es decir, la Inquisición romana. Pero eso de “inquisición” también me sonaba a mí en relación con Habermas. El último libro que yo traduje de Habermas fue“Facticidad y Validez”. Habermas sometió lo introducción que yo escribí al libro a un minucioso proceso de censura ideológica, una vez que yo hube entregado todo el trabajo de traducción, no antes. Habermasianamente hablando, no era yo tan hereje después de todo, pues en definitiva sólo desaparecieron unas treinta líneas de vagas referencias críticas en las casi cincuenta páginas que tenía miintroducción. E incluso cinco de esas treinta líneas eran palabras literales del propio Habermas, que yo no entrecomillé, expresando dudas sobre su propio procedimiento argumentativo. También hube de borrarlas. A mí aquello me soliviantó; quizá porque el secretismo del proceso y algunos de los ingredientes de él hubiera hecho enrojecer incluso a algún gobernador civil franquista. Apenas unos mesesdespués, también después de entregar yo el trabajo de traducción, volvió a plantearse la misma situación en relación con el libro “Aclaraciones a la ética del discurso”. El asunto ya no me cogió desprevenido. Censura, no. Como Habermas insistió en que “censura, sí“, apelé a una cláusula del contrato que se refería a desacuerdos sobre correcciones, devolví el dinero que había recibido por mi trabajo ysimplemente retiré la traducción. Tan triste final tuvieron mis largas relaciones (casi tres decenios) con la obra de Habermas.
Un colega alemán me ha enviado las dos ponencias de una “tarde de discusión” entre Habermas y Ratzinger, organizada por la Academia Católica de Baviera, que tuvo lugar el pasado mes de Enero. Me las envía con el gesto de sorna de que “ahí tienes a los dos censores juntos”.Por lo que he visto, los textos son libremente accesibles en Internet, se pueden obtener al menos en cuatro sitios distintos. El traerlos hoy aquí no vulnera, pues, según me parece, los derechos de nadie. Al contrario. Como dijo Habermas al conseguir (no precisamente porque se hubiera hecho pública en cuatro sitios de Internet) la grabación en video de una conferencia de P. Sloterdijk, sólo setrata por nuestra parte de ejercer “nuestro derecho fundamental a la contemporaneidad”. Mi colega me envía las dos ponencias junto con un comentario publicado en la prensa que lleva por título “Habermas en la cueva de los leones”. Puede que algún malicioso piense: “¿Habermas en la cueva de los leones? No sabe bien el cardenal dónde se ha metido”. Pero no se trata de expresar resentimiento porexperiencias personales decepcionantes.
Ambas ponencias son muy buenas, y en todo caso vienen como anillo al dedo al tema que nos está ocupando en este curso. Si alguien hojea lo que había sido la introducción que yo había escrito a “Aclaraciones a la ética del discurso”, que después amplié y publiqué como un librito con el título de “El pensamiento ético de Jürgen Habermas” (Episteme,Valencia 2000) verá que ya dije bastante de esto. La “música” religiosa empezaba a ocupar un importante papel en la obra de Habermas, por más que Habermas pudiera seguirse ateniendo a su principio de “ateismo metodológico”. Este principio significa que su pensamiento no sólo no contiene la afirmación de ningún contenido religioso, sino tampoco de ningún contenido de “teología natural”. Es unpensamiento que sistemáticamente se priva o abstrae de premisas que pudieran permitir introducir consecuentemente algunos de esos elementos. Pero el Habermas al que a mediados de los ochenta yo había oído calificarse medio en broma medio en serio como un “ateo empedernido” se había vuelto en los años 90 del siglo pasado “religiosamente musical”. O quizá la “música” religiosa, procedente de la Cábala...
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