la iliada
Príamo, con la arrogancia de un dios, lerespondió: "No me hagas sentar en esa silla mientras Héctor yace insepulto. Entrégamelo y recibe los cuantiosos regalos que te traemos. Ojalá puedas disfrutarlos y regresar a tu patria, ya que me has dejado vivir y ver la luz del sol". Aquiles se incomodó ante la premura del anciano y contestó: "Abstente de exacerbar los dolores de mi corazón; no sea que deje de respetarte a pesar de tus súplicas yviole las órdenes de Zeus". Dicho esto, salió de la tienda seguido de Automedonte y Alcinoo, los compañeros que más apreciaba después de Patroclo. Dio instrucciones para que retiraran lo regalos del carro y para que lavaran y ungieran el cuerpo de Héctor antes de que lo viera Príamo, no fuera que se encolerizase por su estado, irritase el corazón de Aquiles y éste le diera muerte quebrando lasórdenes del dios.
Mat
Mapa con ciudades griegas y la ubicación de Troya.
Lavado y ungido el cadáver, se le cubrió con uno de los ricos mantos hallados entre los obsequios del rescate, y el mismo Aquiles lo depositó sobre un lecho preparado el carro de Príamo. El héroe gimió y se dirigió al túmulo de Patroclo: "¡Oh Patroclo! No te ensañes conmigo si en el Orco té enteras de que he devuelto elcuerpo de Héctor a su padre; este ha sido el deseo de los dioses y han entregado un rescate digno que consagraré en tu recuerdo, en la parte que te es debida.". Al llegar la noche, volvió a la tienda e invitó a cenar a Príamo que, temeroso de la amenaza de Aquiles, había permanecido allí.
Cuando hubieron satisfecho el deseo de comer y beber, Príamo pidió autorización para retirarse y descansar.Aquiles le preguntó: "Antes de retirarte, dime con sinceridad cuanto tiempo necesitarás para celebrar las honras fúnebres de tu hijo; durante ese tiempo permaneceré quieto y contendré al ejército". Príamo le contestó: "Ya sabes que vivimos encerrados en la ciudad y que tendremos que traer la leña del Monte Ida, tarea en la que se necesitarán nueve días. Durante ese tiempo, lloraremos en palacio aHéctor, el décimo día le sepultaremos y el pueblo celebrará el banquete fúnebre; el undécimo día, erigiremos el túmulo sobre el cadáver y, el duodécimo, estaremos dispuestos al combate, si fuese necesario". Dicho esto, todos se fueron a dormir y Aquiles se dirigió a la tienda de Briseida, la de hermosas mejillas.
Mientras todos descansaban, Hermes planeaba como sacar el carro del campamento sin que loadvirtieran los guardianes y pudieran alertar a Agamenón que, al no estar enterado de la decisión de Aquiles, podía retrasar la partida e incluso retener a Príamo, como rehén, para pedir rescate a los troyanos. Así que despertó al exhausto rey, unció los caballos al carro y los guió por el campamento. Adormeció a los guardianes con la mágica vara y franquearon las empalizadas y el foso.
La...
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