La vida que jesus nos regala
En el centro de un huracán existe una zona de calma y paz, un rincón de cielo azul llamada «ojo». Cuando la tempestad causaestragos en nuestra vida, “Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra searemovida… y tiemblen los montes a causa de su braveza… Estad quietos, y conoced que yo soy Dios” (Salmo 46:1-3, 10).
Una persona que estaba muy enferma yhabía perdido todas sus fuerzas, decía: «Para apoyarme en algo sólido no necesito tener fuerzas; me apoyo y ya. Me apoyo en el Señor, él es mi fuerza». El Señor se acerca a quien no puede dormir debido a la ansiedad o a la fiebre. Está junto al que se enfrenta solo a su enfermedad, a quien fue abandonadopor sus amigos, al que está sumido en el duelo y el sufrimiento. Dios siempre está ahí para amarnos, tranquilizarnos y darnos la paz, su paz. Se trata de unatranquilidad interior que ninguna circunstancia de la vida, ni nada ni nadie pueden destruir.
Esta paz no impide que se derramen lágrimas, pero lafe hace que la presencia de Dios sea efectiva. Él está a nuestro lado. Esta es una certeza para quien conoce el gozo del perdón de sus pecados, posee unabuena conciencia y una verdadera relación con Dios. Es el ancla que resiste a todas las tempestades, el fundamento de nuestra fe. Construir sobre esta basesignifica confiar en Dios, buscar su comunión, leer su Palabra, orar, ser agradecido…
[Amén-Amén] Diciembre 12 de 2011 - La Tranquilidad Interior.
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