Lengua

Páginas: 8 (1960 palabras) Publicado: 12 de octubre de 2011
El anillo de boda de la muerte
Cuenta una antigua leyenda que hace ya mucho tiempo, en la región de Angermunde, cuando  murió su mujer, el marido apesadumbrado, le hizo un buen entierro y la llevó al camposanto.
 
Antes de meter el féretro en la tumba, y al descubrirla para despedirse, tomo el anillo de bodas que en la mano de su amada estabapara conservarlo.
 
Hecho  esto, se procedió a enterrar el cadáver. Al llegar a casa, guardo el anillo en una caja y se dispuso a descansar, porque estaba completamente desvelado.  Con las ventanas de su habitación abiertas vio lleno de sorpresa, como una forma blanca atravesaba el jardín. Confundido, le pareció reconocer a su mujer. Sin osar siquiera moverse,siguió al fantasma en su recorrido por la casa, rondando por las habitaciones como buscando algo. Y luego la vio desaparecer.
 
A la mañana siguiente, pensó que se trataba de un sueño, una fantasía. Sin embargo, al llegar la noche… todo volvió a repetirse como la vez anterior: llego la mujer, su mujer, entró en la casa, y buscaba y rebuscaba algo. El hombreestaba nuevamente paralizado de miedo.
 
En la tercera noche, el hombre creyó escuchar la voz entrecortada de su mujer que le decía: "!Mi anillo!, He perdido Mi anillo!, Por favor, devuélveme el anillo"
 
Convencido de que el espíritu reclamaba su anillo de bodas. El viudo, lo sacó del cofre donde lo había guardado, fue alcementerio y lo enterró junto a la tumba de su mujer.
 
Esa noche, no durmió. Se quedó esperando la llegada del espíritu, pero fue en vano, entonces comprendió que el alma de su mujer había alcanzado ya el reposo.
 
Versión: Mirta Rodríguez

La ruca de las cuatro jornadas[1]

I

Una que otra melosa tardía amarillea, desperezándose entre los ocres ásperos y duros de la jarilla ¿Dicen que la jarilla es sanadora? ¿de males de amor tal vez? ¿o de los otros? Me gustaría que fuera de todos.  ¿Me quiere, no me quiere? La vieja ilusión de deshojar la flor y conocer los secretos. ¿Alejandro sí, Alejandro no? El rito ingenuo y  mágico crece, se verticaliza,  nace cada vez. Mientras,  el miedo a lo desconocido se diluye,absorto en el juego antiguo,  al ir  cayendo, uno a uno, lentamente,  los pétalos de seda y miel. Ásperos, mezclados con la arcilla, Dania los siente entre sus yemas, apenas. Con ansias, lee el mensaje de las flores.
Ahora cruzaría la entrada.
Un cansancio  desacostumbrado hizo que se sentara. Un poco por pereza. Otro poco para acostumbrarse a la semioscuridad yal silencio.
La agitación iba en aumento. Se sentía y LA sentía. Podía casi oír y oler su cuerpo palpitar dentro de la cavidad umbría de la Cueva.
La percibía perfumada de frescura, pero no estaba  húmeda, no. Sí se la  adivinaba mucho más espaciosa de lo que la había  imaginado en sus sentadas a la hora de la siesta contra la pared de la casa, allá en su barrioal norte de la ciudad.
Aunque aun le faltaba recorrerla en sus recovecos,  Dania la pensaba como una casa, como una ruca, como decía por lo bajo su compañera de banco en el cole, mientras la de Historia daba y daba su lata. ¿Una casita para jugar? No, una casa. ¿Y si la Cueva sólo fuera la fachada de la entrada a una mina, a una de las tantas que escondía su tierra?  Si asífuera, ¿no estaría ella, Dania,  metiéndose donde no la llamaban?.  Su padre le había contado ... las mujeres no  podían entrar así como así en las minas.  Pero … ¿era  una mujer? ¿era ya una mujer con sus doce años?  Muchas preguntas se hacía Dania. Las mil y una. Muchas. Sin embargo, y aún sin la respuesta,  las  preguntas no le impidieron seguir adelante en su curiosidad por explorar  la Cueva....
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