Ley organica de educación en venezuela
(o a él, o al niño, o a la niña, o al hijo, o a la hija, o, en fin, a toda la casa)
(Tomado de el sol de margarita, 15/07/2010, por Dr. Alexis González Bolívar)
Ella, no ríe,ni sonríe, con la vista sin brillo y con miedo a pensar, se ha convertido en una autómata, y cuando algún aire fresco le arranca un remedo de sonrisa, le es cruelmente abortado por un gesto deintimidación que enfría sus huesos hasta los tuétanos.
Ha perdido la lozanía de sus mejores tiempos, ahora está desencajada y hasta apresura nerviosamente los pasos para evitar desmoronarse como siempre,ante el farsante.
Cada noche es asaltada vilmente por quien prometió amarla y protegerla. Sufre silentemente su dolor y la rutina de su desgracia amenaza con apocarla cada día más, en una suertede ruleta rusa en la que espera que todo acabe de una vez.
Jamás imaginó, que quien se mostraba particularmente afable, fuera capaz de albergar tanta violencia. Está arrepentida de haberdejado su casa paterna, con la falsa ilusión de que las cosas tendrían que ser similares o superiores al calor y al amor de hogar de su infancia.
Pero es que le falta valor, ya que el miedo no la dejarespirar, la está asfixiando y se ha convertido en una sombra de su propia sombra, a la que teme por metamorfosearse en una cómplice no convidada de su agresor.
Y los hijos, frágiles testigos de esecalvario, introspeccionan la amarga pena del suplicio de su madre, a quien aman; pero confusos por la inexplicable inutilidad de su tormento, no asimilan que su padre pueda ser el enemigo de su honra,de su paz, de su felicidad y del amor que debería cohesionarlos.
Porque él, impunemente le está arrebatando la vida, le está quemando el espíritu y le pisotea su dignidad. Ese hombre que ostentainmerecidamente el epítome de padre de familia, se desenvuelve como un dechado de virtudes ante los extraños, mientras golpea y ofende a la propia gente, a su sangre, a su esposa y a sus hijos. Y...
Regístrate para leer el documento completo.