Leyendas

"EL GALLO MALDONADO. En 1918 una epidemia de tifo diezmó dolorosamente al pueblo potosino; brigadas de sanidad recogían a los muertos tirados en las calles, y sin más averiguación los cargaban en algún carretón o en una góndola del tranvía para ser trasladados al panteón municipal del Saucito y enterrarlos lo más pronto posible.
"Una tarde de ésas el número de cadáveres era tan grande que losenterradores no se dieron abasto para soterrarlos, y tuvieron que suspender su labor por falta de luz para trabajar dejando los cuerpos sobre la tierra. Los empleados municipales y voluntarios se retiraron a descansar quedando solo el velador dispuesto a pasar otra tranquila, silenciosa y hasta tediosa noche.
"Muchas veces se preguntaba si tendría sentido su trabajo, pues nunca se había escuchadosiquiera de un profanador, y en esos días era prácticamente imposible que alguien, con un mínimo de sentido común, se atreviese a pasar cerca del cementerio por temor al contagio.
"Resignado al aburrimiento y la soledad de la noche, el velador bebió de golpe su acostumbrado farolazo de aguardiente con el pretexto de mantener el cuerpo caliente por dentro, y encendió el pequeño fuego para prepararuna buena olla de café con canela y piloncillo que con la idea de espantar el sueño disfrutaba a sorbos pequeños y grandes, durante toda la noche.
"El inconfundible aroma del café de olla se extendió rápidamente, avisando que estaba a punto; el hombre cogió el recipiente ayudándose con el paliacate para no quemarse, vertió parte de su contenido en un jarro, puso la olla junto a las brasas paraque permaneciera caliente. Se arrimó el jarro a la nariz y olfateó placenteramente, felicitándose por lo bueno que le había quedado y se dijo:
-"Este olorcito es capaz de levantar a un muerto".
"Sorbió cuidadosa y delicadamente un trago que paladeó con delicia, y tras chasquear la lengua pensó:
-"Y este saborcito revive a cualquiera".
"En eso estaba cuando... justo frente a él un cadávercomenzaba a moverse, incorporándose trabajosamente, y una vez de pie se dirigió tambaleante y tembloroso hacia el velador que estaba anonadado, arrepintiéndose de lo que acababa de pensar. Incrédulo vio venir, hasta él, al supuesto muerto que ya cerca del fuego le permitió distinguir sus facciones en un conjunto fantasmal que en ésas circunstancias le hubiera detenido el corazón a cualquiera.
"Elsupuesto muerto pidió al velador un trago de café, y sin esperar respuesta tomó el jarro que tenía en sus manos el empleado municipal y bebió su contendido ávidamente. Una vez vacío lo regresó a las manos del hombre diciéndole agradecido, con mejor voz: "Gracias amigo, me devolvió la vida", y dando la espalda al vigilante se retiró tambaleante hasta perderse de vista.
"A la mañana siguiente losenterradores encontraron al guardián nocturno sentado en una fiesta, con la mirada perdida, un jarro vacío entre sus manos y un color más verde que amarillo en su piel. De entre los muertos faltaba un cuerpo. El velador solo vivió lo suficiente para contar lo ocurrido.
"El falso resucitado era nada menos que Luis "El Gallo" Maldonado, quien había sido dado por muerto al quedar tendido sobre la banquetaahogado en alcohol; sin embargo vivió todavía 23 años para dejar una fama controvertida, entre libros y copas, desde las aulas hasta las cantinuchas de mala muerte.
"Nadie sabía a ciencia cierta qué le había pasado a Luis, aquel muchacho brillante y extrovertido, estudioso, dedicado y alegre, de buena familia, de palabra fácil, elegante e inspirada. Todos se preguntaban: ¿Qué le habría acontecidopara dejarse vencer tan dócilmente por el alcohol?".
"Hay quienes dicen que fue un amor mal correspondido el que le hizo perder el interés en las cosas importantes de la vida.
"Rodeado muchas veces por personas que admiraban su docilidad de palabra, su singular capacidad para construir con atinadas metáforas bellos poemas (casi todos olvidados por no haber sido escritos), otras por simples...