Los ferrocarriles en México Terminada la guerra de independencia se sabe de una primera autorización para construir una vía férrea, se autorizó por el congreso federal en 1824 para unir las dos costas del Istmo de Tehuantepec. No fue hasta 1837 que se otorga formalmente la primera concesión para construir la vía férrea que uniría al puerto de Veracruz con la Cd. de México. Las condiciones en las que Francisco Arriallaga recibió la concesión eran muy favorables para el gobierno mexicano, ya que se comprometía a transportar correspondencia de manera gratuita y cubrir 50 mil pesos por año durante 10 años a cambio de no tener competencia, por 30 años en la misma ruta. El compromiso establecía que debería tender el primer kilometro de vía dentro de los primeros dos años, cosa que no sucedió y consecuentemente Arriallaga perdió la concesión. Los intentos de establecer los primeros caminos de fierro, siguieron a lo largo de varios años y no fue hasta 1850 que se logró comunicar Veracruz con el molino (Km 9) y circularon los primeros trenes de pasajeros que daban por tendidos los primeros kilómetros de vía del Ferrocarril de Veracruz al Rio San Juan. Los capitales extranjeros no dejaron de estar presentes del segundo tramo de vía en México al lograrse establecer una línea de comunicación entre la capital y la villa de Guadalupe inaugurada el 4 de junio de 1857, que dio pauta para el uso de los primeros itinerarios de servicio regular. Tras los años difíciles de la intervención Francesa y la caída del segundo imperio encabezado por Maximiliano de Habsburgo, Escandon logró concluir la línea del Ferrocarril Mexicano hasta la Cd. De México un primero de enero de 1873. Tras este éxito, innumerables ramales surgieron para unir las pequeñas poblaciones y centros productivos con las líneas principales. Por lo tanto como antes se menciono la primera línea ferroviaria en México fue la del Ferrocarril Mexicano, de capital inglés, de la Ciudad de México a Veracruz, vía Orizaba y con un ramal de Apizaco a Puebla. Fue inaugurada, en toda su extensión, por el presidente Sebastián Lerdo de Tejada, en enero de 1873. Al finalizar 1876, la longitud de las líneas férreas llagaba a 679.8 km. Durante el primer periodo de gobierno del presidente Porfirio Díaz (1876‐1880) se promueve la construcción ferroviaria por medio de concesiones a los gobiernos de los estados y a particulares mexicanos, además de las administradas en forma directa por el Estado. Bajo concesión a los gobiernos de los estados se construyeron las líneas de Celaya‐León, Omestuco‐ Tulancingo, Zacatecas‐Guadalupe, Alvarado‐Veracruz, Puebla‐Izúcar de Matamoros y Mérida‐Peto. Bajo concesión a particulares mexicanos destacan las líneas del Ferrocarril de Hidalgo y las líneas de Yucatán. Por administración directa del Estado, el Ferrocarril Nacional Esperanza‐Tehuacán y el Ferrocarril Nacional de Tehuantepec. Más tarde, la mayoría de estas líneas formarían parte de los grandes ferrocarriles de capital extranjero, o se unirían a los Ferrocarriles Nacionales de México en un período posterior.
En 1880 se otorgan tres importantes concesiones ferroviarias a inversionistas norteamericanos, con toda clase de facilidades para la construcción e importación de material y equipo rodante, que dieron origen al Ferrocarril Central, al Ferrocarril Nacional y al Ferrocarril Internacional. Al concluir el primer período de gobierno de Díaz, en 1880, la red de vías férreas de jurisdicción federal contaba con 1,073.5 km de vía. Posteriormente, durante los cuatro años de gobierno de Manuel González se agregaron a ...
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