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costumbre en nuestro medio, las nuevas autoridades iniciaron su gestión poniendo en duda todo lo que se había hecho hasta entonces. Avance y Perspectiva (AyP) no escapó de este proceso y se procedió a solicitar algunas cotizaciones a agencias especializadas en realizar estudios de mercado y sondeos de opinión. La idea era contar con elementos suficientes para determinar si AyPtenía realmente un grupo asiduo de lectores y el impacto necesario como para continuar publicándola en el Cinvestav. Si las cosas salían bien, se prometió al Consejo Editorial continuar con la publicación de AyP renovar su pre, sentación e intentar “mejorar” su contenido. Por desgracia, este proceso se abortó en cuanto se recibieron las primeras cotizaciones de las agencias encuestadoras: como AyPtiene una distribución muy amplia en el medio académico nacional e internacional, el costo de una encuesta confiable resultó mucho mayor que todo el presupuesto anual asignado para su publicación. Ante esta situación, Marcelino Cereijido —miembro del Consejo Editorial de AyP investi, gador con un reconocimiento científico intachable y con varios ensayos publicados sobre la comprensión pública dela ciencia— sugirió realizar un “pequeño experimento” que podría ayudarnos a averiguar el impacto real de AyP y que, ¡oh maravilla!, no le costaría un centavo adicional al Cinvestav. La idea de Pirincho, el sobrenombre que tiene Marcelino Cereijido entre sus amigos, era muy sencilla: publicaríamos en AyP un relato de ficción científica, lo suficiente escandaloso para atraer la atención de 61

Lapiel del cielo, Elena Poniatowska, Alfaguara, 2001

Miguel Angel Pérez Angón

Ficción científica
El Dr. Miguel Angel Pérez Angón, investigador titular del Departamento de Física del Cinvestav, es director editorial de Avance y Perspectiva. Dirección electrónica: mperez@fis.cinvestav.mx.

En la primavera de 1991 ocurrió un cambio de autoridades administrativas en el Cinvestav. Como esAvance y Perspectiva vol. 21

nuestros supuestos lectores pero que fuera tan creíble como para que ellos mismos se comunicaran al Cinvestav o a las oficinas de AyP para confirmar la veracidad de tal historia. Por supuesto, en ningún momento se advertiría en AyP que la historia era ficticia. Para ello utilizaríamos la sección de Matices que en el pasado habíamos reservado para publicar materialque no encajaba como artículos de divulgación propiamente dicha. Además, para no crear un conflicto con las autoridades del Cinvestav (o perjudicar el reconocido prestigio académico de la institución), el relato en cuestión debería ser creíble pero hasta cierto punto inocuo. En concreto, Pirincho nos presentó un relato de ficción, que respetaba las reglas literarias del género, y que involucraba unatrama de corte científico donde no se violaba ningún precepto conocido de la ciencia (como sucede a menudo con lo que llamamos ciencia ficción). No obstante, el “gancho” al que recurrió Pirincho nos pareció demasiado arriesgado: utilizar su propio prestigio académico para cocinar la trampa perfecta. El título del relato ya lo decía todo: “Marcelino Cereijido y sus patrañas”, firmado con elseudónimo de Douglas Handsome1. Para sorpresa de todos, autoridades y miembros del Consejo Editorial, la estrategia funcionó de maravilla: durante dos meses estuvimos recibiendo por diferentes medios (Internet apenas estaba en pañales) consultas sobre la veracidad del relato. En un periodo muy corto de tiempo nos enteramos que AyP se leía bien en el extranjero (Nueva York, Río de Janeiro, Buenos aires,Los Angeles, Boston, Santiago, ...) 62 y por supuesto también en México. Recuerdo que un par de colegas del Instituto de Astronomía de la UNAM me llamaron para que les ayudara a decidir una apuesta que habían cruzado precisamente sobre la veracidad de este relato. A Pirincho le encantó este embrollo y para mantener el interés generado en nuestros lectores (¿o sus lectores?) publicó varias...