Trabajo social
Chile, mi país por 21 años es uno de los más sísmicos del planeta. Sin embargo, solo me ha tocado vivir un terremoto, ocurrido el 27 de febrero de 2010. Aquellamadrugada de sábado nadie de mi familia quedó indiferente a lo ocurrido, nos despertamos bruscamente y entre replica y replica, logramos encender el personal estéreo de mi padre para escuchar quehabía ocurrido, debido a que la luz y el teléfono estaban cortados. De esa manera nos enteramos de los grados y el epicentro, sin embargo, no logramos dimensionar la magnitud de la catástrofe. En lasnoticias de la radio, se escuchaba el conteo de muertos, desaparecidos, casas en las ruinas, pero lo que más nos llamó la atención es que había saqueos a los supermercados, debido a que no sabíamos quehabía habido un tsunami, ni que casi todo Concepción estaba en el suelo. Al llegar la luz el día miércoles, vimos las primeras imágenes, autos dado vuelta, gente en la calle, localidades destruidas.Recuerdo que el sentimiento de soledad, desamparo y rabia inundaba las caras de las personas que veía en las imágenes, no comprendían como, después de tantos días, la ayuda no llegaba hacia ellos(localidades periféricas de Concepción).
La gran cantidad de viviendas destruidas, la poca ayuda en algunos lugares, los saqueos y las demandas, son la cara con que se puede reconocer la prensa que cubre elterremoto actual. Sin embargo, y de manera personal, los saqueos a grande escala es lo que me llama la atención (sin restar importancia a los demás temas que requieren de atención de parte de todos),debido a los artículos que la gente se llevaba, considero que una TV no es necesario en aquellos tiempos, menos si no hay luz, pero a su vez, todo el fenómeno del robo disfrazado elegantemente desaqueo es digno de una investigación sociológica profunda.
Tiempo atrás, en 1985 ocurrió otro terremoto. Aquel no lo viví, por lo que recurro a la prensa para contar un poco de lo que se hablaba...
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