Violencia en la escuela

Las dos caras de la violencia
Basta de barbarie!
Por Mónica Maud de Sánchez

Pese a que nos neguemos a ver que toda situación de conflicto posee dos presencias, se hace imprescindible realizar unanálisis en tal sentido.

Los sucesos diarios, las urgencias, las necesidades, los medios, los síes y nones, y un largo etcétera, que nos es posible reproducir aquí, nos impiden observar más alláde nuestras circunstancias personales, en consecuencia, trajinamos como víctimas de un triste proceso de violencia, lamentándonos, cuando deberíamos, en cambio, advertir que ese proceso ha germinadoadentro, muy adentro de cada uno. Esta afirmación, imagino, generará un sinnúmero de gestos de asombro o de condena; sin embargo, hay que decirlo: somos responsables de lo mismo que juzgamos.
Veamos:si el hombre va formándose de acuerdo con los modelos que conoce y que no son otros que los que constituyen parte de su pequeño entorno, entonces, ¿qué tipo de ejemplos les damos a los niños? Si eladolescente es orientado por los adultos, que son quienes deben marcar los límites y las normas de buena conducta, entonces, ¿qué tipo de ejemplos estamos dándoles? Si los jóvenes miran y se nutren dela experiencia de sus mayores y escuchan sus voces, entonces, ¿qué ejemplos estamos dando? En otras palabras, no existe ningún período de la vida de un ser humano en las diversas etapas de formación ydesarrollo, que no tenga que ver con un arquetipo que sirve de espejo en el que se mira y desde el cual evalúa tanto conceptos, como ideas y a partir del cual ejercita sus acciones. Se trata desecuencias que van dibujando un círculo: el círculo de la vida y del tiempo que tienden a repetirse. Por ejemplo: ¿de qué manera podemos “tirar de las orejas” o sancionar a un jovencito que incurre enactitudes violentas en la escuela, si éstas son respuestas a alguna postura negativa de nuestra parte? ¿No sabemos que se es violento, también, con reacciones como gritos, o calificativos de menosprecio?...