Raymond Roussel
Roussel
Michel Foucault
Traducido por Patricio Canto
Siglo XXI, Buenos Aires, 1976
Título original:
Raymond Roussel
Editions Gallimard, París, 1963
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I. EL UMBRAL Y LA CLAVE
La obra se nos ofrece desdoblada en su último instante por
un discurso que se encarga de explicar cómo... Ese “cómoescribí algunos de mis libros”, que se revela cuando ya todos
habían sido escritos, tiene una extraña relación con la obra,
a la cual descubre en su mecanismo, recubriéndola con un
relato autobiográfico apresurado, modesto y meticuloso.
En apariencia, Roussel respeta el orden de la cronología:
explica su obra siguiendo el hilo tendido desde sus relatos
juveniles hasta las Nouvelles Impressions queacaba de publicar. Pero la distribución del discurso y su espacio interior
tienen una dirección contraria: en primer plano, y en mayúsculas, el procedimiento que organiza los textos iniciales;
después, en escalones más concisos, los mecanismos de Impressions d’Afrique, antes de los de Locus Solus, que están apenas
indicados. En el horizonte, en el lugar donde el lenguaje se
pierde junto con eltiempo, los textos recientes —Poussière
de Soleils y L’Etoile au Front— no son más que un punto.
Las Nouvelles Impressions ya están del otro lado del cielo,
y sólo se las puede descubrir por lo que no son. La geometría
profunda de esta “revelación” invierte el triángulo del tiempo. Mediante una rotación completa, lo próximo se convierte en lo más lejano. Como si Roussel no pudiera desempeñar su papelde guía sino en los primeros rodeos del laberinto y lo abandonara en cuanto el camino se acerca al
punto central en el que está él mismo, reteniendo los hilos
en su estado de máximo enredo —o, tal vez— de máxima
simplicidad. Ese espejo que Roussel tiende a su obra en el
momento de morir y que pone delante de ella, en un gesto
poco definido de esclarecimiento y precaución, está dotado
de unaextraña magia: hace retroceder la figura central hacia
el fondo, donde las líneas se confunden, aleja a mayor dis11
tancia el lugar en que se produce la revelación, pero aproxima, con una especie de extraña miopía, lo que está más
alejado del instante en que la obra habla. A medida que
ésta se acerca a sí misma, su secreto se vuelve más denso.
Secreto duplicado: pues su forma solemnemente póstuma,
elcuidado con el cual fue postergado, a lo largo de toda la
obra, para fracasar finalmente en el momento de la muerte,
transforma en enigma el procedimiento que aclara. El lirismo está meticulosamente excluido de Comment j’ai écrit
certains de mes livres (las citas de Janet utilizadas por
Roussel al hablar de lo que fue, sin duda, la experiencia
central de su vida muestran el rigor de estaexclusión); hay
aquí informaciones, nunca confidencias, y sin embargo algo
se confía, absolutamente, en esta extraña figura que la muerte guarda y publica. “Y me refugio, a falta de algo mejor,
en la esperanza de que tal vez lograré cierta difusión póstuma
por mis libros.” El “cómo”, inscrito por Roussel como acápite de su obra última y reveladora, nos introduce no sólo
en el secreto de su lenguaje, sinotambién en el secreto de su
relación con ese secreto, no para guiarnos hasta él, sino para
dejarnos, por el contrario, desarmados, y en una perplejidad
absoluta cuando se trata de determinar esta forma de reticencia que ha mantenido el secreto en esta actitud de reserva que se abre de repente.
La primera frase: “Siempre me propuse explicar cómo
escribí algunos de mis libros” indica con suficienteclaridad
que estas relaciones no fueron accidentales ni establecidas
a último momento, sino que formaron parte de la obra
misma y de lo que había en ella de más constante, de más
soterrado en su intención. Y como esta revelación de último
momento y de primer proyecto forma ahora el umbral inevitable y ambiguo que introduce a la obra terminándola, se
burla de nosotros, sin duda: al dar una clave...
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