Cocina

Abandonó Elda, España para convertirse en un maestro pastelero en Francia. Cuando se aleja del chocolate, la nata y el azúcar se relaja en el ático de su casa esculpiendo escultura. Abrirá una tienda de dulces con Sergi Arola en Madrid

En la década de los 60 un pequeño alicantino de doce años cogió sus maletas y se fue a París. A las orillas del Sena pasó parte de su juventud aprendiendo unoficio del que no tenía prácticamente ni idea. Ahora es el mejor repostero del mundo, unos 20 ó 30 galardones lo atestiguan, aunque para quedar plenamente convencidos hay que pasarse por su empresa, Totel, en Elda, y hacerle un favor al sentido del gusto.

Por la bendita culpa de su progenitor, el pequeño Paco llegó a ser un “pastelero accidental”. A mitad del siglo XX, los chavales de familiamodesta no tenían opción para pensar qué querían ser de mayores: “el objetivo era sobrevivir, aunque tengo que admitir que sacaba buenas notas en la escuela”. Algunos de sus antepasados ya habían apuntado maneras en hostelería, pero la tradición familiar fue desapareciendo por generaciones. “Mi padre era republicano y durante la guerra civil luchó junto a las brigadas internacionales. Allí conoció aJean Millet, un francés que era uno de los mejores reposteros de la época”, explica.

“Aprovechando que tenemos un amigo en Francia con el que puedes irte a vivir, ¡hijo, tienes que labrarte un futuro como pastelero!”, le dijo papá Torreblanca. Con la ayuda inestimable de los genes y de sus impagables manos de genio, el pequeño Paco dejó a los vecinos del norte con la boca hecha agua. “Miinfancia no fue normal. De estar jugando con los demás críos de mi calle pasé a conocer un mundo de lujo, cenar en restaurantes como Maxim’s y aprender con los mejores de la cocina francesa”, rememora el alicantino.

De aquella época mantiene todos los amigos que ahora son maestros de la hostelería y forman parte de la asociación internacional de reposteros Relais Desserts . “Parece que no pase eltiempo. Coincidimos en conferencias y ferias, quedamos para cenar y, al final, siempre acabamos hablando de los mismo: nuestro trabajo”, admite. Compañeros famosos y amigos anónimos que a Paco le gusta cuidar: “Esa cerveza y esos calamares con la pandilla de la infancia son impagables. Es uno de mis vicios, cuidar a mi gente, a la que me rodea”.

Si se dedicó al dulce por una casualidad, ¿seimagina haciendo otra cosa?: “Me ha atraído siempre la tierra, la agricultura. Soy de una familia de labradores. ¡Ojo! Me gusta el concepto actual de agricultor, no el de antaño en el que trabajaban en el campo de sol a sol”, razona. Torreblanca se imagina en una realidad alternativa viviendo en una granja, rodeado de pollos, de patos y de otros animales domésticos. El maestro ve difícil cambiar suvida actual. A estas alturas de la profesión, comenta el maestro pastelero, “me gusta demasiado lo que hago”.

“Tengo apalabrada la compra de una casa en la Patagonia. Es un sitio precioso, de los más bonitos del mundo, y el lugar donde me evado de todas las preocupaciones del trabajo”. Totel es una empresa con más de 100 empleados que sirven repostería a los restaurantes y comercios másexclusivos del mundo. Sirva como ejemplo el encargo de los postres que la Casa Real hizo al pastelero para el enlace de los Príncipes de Asturias. Este alicantino es citado como ponente de renombre en numerosas conferencias del sector que le llevan a estar una semana en Chicago, al día siguiente en París y al otro en Italia.

Si por horario o por trabajo a Torreblanca le es imposible coger un vuelode 13 horas hacia Argentina en busca de relax, siempre le queda su refugio particular en la buhardilla de su casa. “Llego a las nueve, cierro la puerta con pestillo para que nadie me moleste y allí me dedico a leer y a esculpir formas. Me gusta el arte. La escultura es una fuente de inspiración”. De hecho, el maestro pastelero está preparando otro libro sobre esculturas en azúcar en homenaje a la...