El litigante
DEBERES DE LA ÉTICA PROFESIONAL FRENTE A CLIENTES
El abogado requiere observar un comportamiento en el ejercicio de su profesión, frente a los sujetos a los que habrá de prestarles sus servicios intelectuales. En ese sentido, Manuel de la Peña y Peña emite importantes puntos de vista: "El abogado en el ejercicio de su profesión debe obrar con pericia y veracidad, con honradezy fidelidad, con celo y diligencia... aun en las más justas defensas, no debe usar medios irregulares y reprobables, como son, por ejemplo, aconsejar o sugerir a sus clientes que usen de falsos instrumentos, que sobornen testigos, que se perjudiquen en la absolución de posiciones, que promuevan artículos impertinentes o maliciosos, o hagan otras cosas semejantes."
Más adelante, el mismo Manuelde la Peña y Peña alude en particular a la fidelidad y manifiesta: "El abogado, como queda dicho, debe corresponder a la confianza de su cliente con la mayor fidelidad. Debe por lo mismo guardar en el más profundo secreto sus instrucciones... sin que pueda descubrirlas a la otra parte, ni con el pretexto de aconsejarla bien, pues no debe entrometerse a hacer estas gestiones oficiosas."
Enespecial, respecto a instrucciones del cliente, Manuel de la Peña y Peña expone: "Los abogados al principio de su defensa debieran según las leyes, recibir escritas y firmadas de sus clientes las instrucciones necesarias, o de otras personas de su confianza si aquéllas no supieren hacerlo; y aunque esto no se observa generalmente en la práctica, será prudente que lo ejecuten con cierta clase delitigantes o personas de quienes racionalmente pueda temerse que alguna vez atribuyan al patrón la desgracia de su pleito, imputándole haber alegado lo que no se instruyó, o tergiversándolo, o excediéndose, u omitiendo lo que se le dijo."
Sobre la tendencia que debe prevalecer en el abogado de arreglar los problemas y no fomentar los litigios, el mismo procesalista mexicano del siglo pasado, Manuelde la Peña y Peña indica: "... no deben encender el ánimo de sus clientes, fomentando y dando pábulo a sus pleitos, porque esta obra propiamente diabólica e infernal, es del todo contraria a los deberes esenciales del que adora al dios de la paz... mas sucede por desgracia que los abogados, por sus demasías en el hablar y por sus expresiones irritantes, enardecen a los litigantes, y los alejanmucho de entrar por una transacción prudente y racional".
En concepto de Manuel de la Peña y Peña el abogado ha de ser cauto en cuanto al pronóstico del asunto: "El abogado no debe asegurar o prometer a las partes la victoria del pleito, porque esto sería obligarlo en lo que emprendieran o siguieran... tampoco debe ponderarles la facilidad de la victoria, o bien halagándolas con sus relaciones yprestigio sobre los jueces, o bien ofreciéndoles que de balde los defenderá... estas ofertas tienden a incitarlos a los pleitos, y son indignas de un letrado de juicio y de conciencia, a quien harían responsable por las resultas en los daños y gastos ocasionados."
Sugiere Manuel de la Peña y Peña que los abogados den constancia firmada "de su puño y letra, de los asuntos, escrituras o papelesque reciben" y sugiere también que se obtenga recibo de devolución.
Acerca de la obtención de clientela, expone la Enciclopedia Jurídica Omeba: "La caza del cliente no debe ser objetivo del abogado. Claro que los comienzos son difíciles, y que el proletariado profesional, siempre en aumento, va creando un espíritu mercantilista, de ávida puja, para conquistar una plaza y convertir el foro en unmercado", por tanto, se inclina porque no debe solicitarse directa o indirectamente la clientela. Concluye sobre este particular que el abogado debe "abstenerse de publicidad sospechosa o excesiva". Considera que es aceptable dar noticia de su dirección y teléfono, así como horas de consulta. Estima que la mejor publicidad es la propia conducta, el trabajo constante, la honestidad hereditaria,...
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