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El mejor camino que lleva a Machu Picchu, en la sierra peruana
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Foto: Adriana Garzón / EL TIEMPO
La imponencia de Machu Picchu convierte a esta ciudadela en firme candidata a la nueva lista de las siete maravillas del mundo.
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Así se llega a Machu Picchu
Vale la pena tomar el Camino Inca para ingresar a esta ciudad que impacta todos los sentidos. Una granobra de arquitectura e ingeniería que demuestra la perfecta comunión de hombre y naturaleza.
Caminar seis horas en continuo ascenso por esta sierra peruana de los Andes Amazónicos, que roba el aire en cada zancada, es morir un poco. Pero a cada paso estos largos y empinados caminos siempre tienen una recompensa que justifica esas pequeñas agonías.
Luego me enteré de que también se puede llegar aMachu Picchu sin necesidad de una dura caminata. Pero nunca será lo mismo arribar en el bus que de Aguas Calientes asciende al parque en 20 minutos, que hacerlo en una larga travesía que parte del kilómetro 104 (ver recuadro Cómo llegar), invadida de vestigios incaicos, terrazas agrícolas, orquídeas de monte, cascadas y riachuelos, incontables escaleras de piedra, repentinas brisas suaves, solabrasador al comienzo y niebla imponente al final, y siempre el río Urubamba.
Mejor aún debe ser la tercera posibilidad que toma el Camino del Inca en el kilómetro 82 y demanda tres días (32 kilómetros), pernoctando, para llegar a este Patrimonio de la Humanidad (1983).
Pese a que vivo en Bogotá, 2.600 metros más cerca de las estrellas, en el ascenso el aire falta pero el ánimo sobra, incluso enmis compañeros de camino, habitantes permanentes de ciudades con vista al mar, para quienes el soroche o mal de montaña golpea con más fuerza.
Y justo en ese momento en que se enfilan quizás unas 50 escaleras empinadas y angostas como queriendo negar el paso, y los ánimos y las piernas flaquean, ahí esta la Puerta del Sol, una fachada de piedra que esconde la mejor panorámica de la ciudad inca. Laúltima bocanada de aire, la vista fija, el frío que golpea el rostro, la niebla que baja lenta, las agrestes montañas centinelas hacen parte de esta escena de grises y verdes que se extiende infinita y majestuosa en una superficie de 32.592 hectáreas.
Y en la mitad de esa inmensidad, a un lado Machu Picchu o la Montaña Vieja y al otro Huayna Picchu o la Montaña Nueva, y entre las dos, a 2.400 m.s. n. m., los muros de piedra que esconden la más enigmática historia de una cultura que habitó estas tierras pero que deja a la imaginación su vida, sus costumbres y sus ritos. Mucho se sabe de los incas, pero buena parte es leyenda.
Vale la pena buscar un espacio solitario en medio de tantos viajeros para degustar este momento. Escuchar cómo corre el viento, sentir el frío de la cima, ver laimponencia y el equilibrio que pudieron lograr en el siglo XV los hombres y la naturaleza, oler los aromas de la sierra... y beber un buen trago de ron para aterrizar lentamente en esta tierra desconocida.
Como si el espectáculo fuera poco, los rayos del sol deciden colarse entre las pesadas nubes en un efecto de claros y oscuros que se me antoja fue exclusivo. Nos sentimos afortunados y brindamos.Es el momento de descender rápidamente durante 45 minutos para alcanzar la ciudad inca más de cerca y lograr devorarla con nuestras cámaras antes de que se oculte el sol. 5:30 p.m., es hora de partir, pero mañana será el desquite. La noche es en Aguas Calientes (se llama así por sus aguas termales). Allí, el hotel Inkaterra que le apuesta a la comunión con la naturaleza. Todo está diseñado paraconvivir en paz con ella.
Paso a paso
Al día siguiente, muy temprano, tomamos el bus que nos lleva a Machu Picchu en solo 20 minutos. Subimos para tener una extensa vista del lugar. Qué suerte. Tenemos un cielo azul cielo pintado solo por algunas nubes blancas, el sol pleno nos da las mejores imágenes, bocado para fotógrafos profesionales y aficionados.
Y comienzan las versiones sobre lo que...