La Mata
De Dios y ayuda necesitaron señora y sirvientas para que la niña trasladara el altar al corredor. Con esa volubilidad dela niñez, deja Blanquita el santuario, y dando zapatetas, mostrando aquellos calzones con rodilleras y arrugados en las corvas, corre por el patio persiguiendo un gorrión que se ha posado en la ramade un hicaco. "Voy a traerle arrocito", grita entusiasmada. Y en un instante está en la cocina, mete la mano en los esponjados granos que muele la cocinera, los echa en el delantal y torna al patio.El pájaro se ha ido; pero en el tejado de la casa colindante brinca, negro y neurósico, un gallinazo, y la niña le grita: "¡Bajá, cochinito, pa que te comás el arroz". Y larga una carcajada de burla,al ver aquella ave tan triste, tan desamparada. "Bajáte que yo sí te doy". Parece que el ave recelosa no la entiende: da un aletazo y se lanza. Suelta la niña los granos, y, tendiendo la mirada por elcielo, exclama: "Miren lo lindo que está el cielo, barrido, barrido. ¡Miren lo lindo!... Allá está Carlitos con la Virgen". Y cerraba los ojos, deslumbrados por aquel azul reverberante.
Blanquitacorretea como una loca. Sale al patio; ve un colibrí que revuela junto a una maceta florecida, y salta exclamando: "¡Ya vino un pajarito! ¡Qué tan lindo!". El colibrí, rumoroso, intangible, se flecha...
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