La Peste
Uno de los peores momentos que tuvimos durante toda la epidemia fue, según creo, a principios de septiembre, cuando las gentes honestasempezaron a creer que Dios estaba resuelto a exterminar totalmente a la población de esta miserable ciudad. Esto sucedió cuando la peste había llegado en todo su furor a las parroquias del este de lavilla. La parroquia de Alégate, si se me permite expresar mi opinión, inhumó a mas de mil personas por semana durante dos semanas, si bien no figuraban tantas en las listas; el mal me circundaba en unaproporción tan aterradora, que no había una casa sobre veinte que no estuviese infectada, en los Minories, en Houndsditch, y en aquellas partes de la parroquia de Alégate vecinas a Butcher Row y alas callejuelas situadas frente a mi casa. Digo, que en tales lugares la muerte se enseñoreaba en cada esquina; la parroquia de Whitechapel estaba en situación análoga, aunque no tan grave como en laparroquia que yo vivía; enterraban, no obstante, a cerca de seiscientas personas por semana, según las listas; y según mi opinión, casi el doble de la dicha cifra. Familias enteras y calles enteras eranbarridas de un golpe por la muerte; hasta el punto en que era frecuente que los vecinos tuvieran que llamar al campanillero para que fuese a tal o cual casa a recoger a la gente, ya que estaban todosmuertos […].
A medida que aumentaba la desolación durante aquella terrible época, se incrementaba también el aturdimiento de las gentes que cometían miles de locuras inenarrables, dominados por...
Regístrate para leer el documento completo.