Lengua

 “Juan”
La inocencia todo lo cree: hasta las historias más fantásticas…
Siempre pasaba lo mismo, siempre. Germán tenía la habilidad de decir la frase que más le molestaba; de dejarlo como un tonto delante de sus compañeros de clase; de hacerlo enmudecer al no saber cómo responderle. Aunque Juan estaba acostumbrado, no por eso le molestabamenos. No entendía por qué Germán siempre se la agarraba con él. Era como si le tuviera bronca. No podía abrir la boca sin que el otro le llevara la contra.
Un día en la escuela, Juan hablaba con una compañera acerca de las hadas. Al mismo tiempo, Germán pasó cerca de ellos y los escuchó. Sin dudarlo un momento se acercó dando gritos y encarando a Juan, le dijo:
-Vaya tontería, ¿no me digas quecrees en las hadas?
-Pues…-titubeó Juan, sin atreverse a decir ni sí ni no.
-Esas son pavadas, cosas de nenes chiquitos. Decime, ¿vos viste a un hada alguna vez?
-No-confesó Juan.
-¿Entonces? Si existieran, alguien las habría visto, digo yo.
-Seguramente-asintió Juan.
Germán se dio media vuelta y se fue. Había conseguido lo que buscaba. Juan se quedó pensando.“Quizá tenga razón –se dijo-, silas hadas existieran, alguien las habría visto.” Se sentía bastante confuso. No era la primera vez que le decían que era tan ingenuo y fantasioso que parecía un nene pequeño. Eso no le hacía gracia. El comentario de Germán llegó tan hondo que, por más que trató de pensar en otra cosa, no pudo quitarse la idea de la cabeza.
Y así lo agarró la noche, la cena y la hora de dormir. Saludo a sus padresy se fue a su pieza. Se acostó sin dejar de pensar: “Quizá por eso Germán me rechaza, porque me ve demasiado infantil para ser su amigo” Estaba hecho un verdadero lío. Una parte suya no quería creer en las hadas, pero la otra parte creía totalmente. Apoyó la cabeza en la almohada y con los ojos fijos en el techo, pensó: “Si en verdad existen, podrían ayudarme, no les cuesta nada. Quiero verlas:sólo así sabré que no son un invento”. Permaneció atento, aguardando alguna luz, una presencia mágica, una débil voz…. Pero no ocurrió nada.
Estaba a punto de admitir que quizá Germán tenía razón, cuando notó que su cuerpo estaba raro, parecía no tener peso. Fue entonces cuando oyó una voz que le dijo:
-Has pedido ayuda para ver las hadas, ¿no es así?
Aunque no sabía quién le hablaba, Juan nose sorprendió demasiado. Era como si ya estuviese de camino al mágico reino de las hadas donde todo es posible, donde las cosas más extravagantes pueden tener lugar. Juan no tenía que abrir la boca para responder, con solo pensarlo era suficiente. Así que pensó con firmeza que “Sí”.
-Para ir al valle de las hadas, el recorrido es complicado y difícil. Para llegar hasta allí tendrás que atravesarciertos paisajes poco agradables. No todos lo consiguen, muchos se quedan a mitad de camino –le advirtió la voz.
Juan estaba tan dispuesto a intentarlo que no sintió miedo, no siquiera una sombra de duda cruzo por su cabeza. “Quiero ir”, pensó decidido.
-Bien, bien…-continuó la voz-, para este recorrido no hay mapas ni guías, haz caso a tu instinto, nota lo que dice tu cuerpo y ve adonde tuinstinto te lleve. Estaremos a tu lado dispuestas a ayudarte, sólo es preciso que quieras escucharnos.
“Así lo haré”, pensó el niño.
-Buena suerte.
Juan sintió un extraño cosquilleo y tuvo la impresión de que si cuerpo se achicaba hasta volverse pequeño. Cuando ya no pudo perder más tamaño sin temor a desaparecer, entonces comenzó a sentir que rodaba y caía. Rodó y rodó durante tanto tiempo queparecía que se encaminaba a las profundidades de la Tierra. Cuando por fin paró de dar vueltas, se encontró en un extraño lugar que parecía un inmenso hormiguero por sus túneles, pasadizos, cámaras y recovecos. Las paredes estaban recubiertas con cristales de hielo. El silencio era tan profundo que inquietaba. En ese momento aparecieron unos personajes que no medían más que un par de centímetros....