Microeconomia
Para poner de relieve el problema central de la economía recordemos la historia del náufrago
Robinson Crusoe y el indígena Viernes. Tratándose depersonajes con formación y cultura tan
diferentes, es lógico pensar que especializándose puedan aumentar su productividad. Por ejemplo,
Robinson puede ser más productivo dedicándose a la manufacturay construcción, en la medida en
que pueda aplicar algunos de los conocimientos alcanzados en su país de origen. Por su parte,
parece razonable imaginar que Viernes es más productivo si se dedicaa extraer recursos naturales y
a cazar, recolectar y cultivar alimentos. Las ventajas de especialización, están, por tanto, claras.
Los costes de intercambio son también obvios. Entre loscostes de coordinación, el primero se
manifiesta en términos de búsqueda: antes de que ambos personajes se encuentren, transcurre un
tiempo en el que la especialización es imposible porque,simplemente, ni siquiera saben de su
existencia. No es éste un problema que afecte sólo a náufragos e indígenas. En nuestra economía,
constantemente dedicamos gran cantidad de recursos para facilitar elencuentro de demanda y
oferta, sobre todo cuando la especialización es elevada. Mucha publicidad (“Compro piso en esta
zona”, “Se busca economista experto en control interno”) y un buen númerode intermediarios
(agentes inmobiliarios, cazatalentos) cumplen, al menos en parte, funciones informativas que
intentan resolver este problema. En segundo lugar, una vez se han encontrado,Robinson y Viernes
han de ser capaces de comunicarse mutuamente sus necesidades y disponibilidades en todas las
dimensiones que sean relevantes para el éxito del intercambio, como contenido, tiempo olugar. Los
problemas también son considerables en este sentido, tanto para este ejemplo como en nuestras
transacciones cotidianas. Piense, como un ejemplo sencillo, en el tiempo que dedicamos...
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