Museo nacional de antropología, mécido df
Puedo crear una analogía del motor que hoy alimenta el avancede México, que sin ser evidente se conforma de tecnologías europeas con materiales mesoamericanos: engranajes mecánicos de piedras volcánicas; combinación que encuentra un funcionamiento no sólo por medio del mestizaje racial sino con la mezcla resultante de todos los aspectos que conformaban la España de aquellas épocas y la imborrable manera y filosofía del indígena subyugado al que se leimpuso una serie de ideas nuevas. La religión y la sorpresa de representarle ser menos a los hombres blancos, de no ser iguales, una tecnología impuesta como divina mano que dicta la manera de vivir sin estar equivocados, convirtiendo a sus deidades en creencias malignas, su medicina en brujería y el arte en demostraciones de incivilidad.
A partir de la Conquista la vida en todo México se transformó,y los españoles a su llegada se impusieron como apoderados absolutos del indígena y su realidad para hacer de ella una explotación más de riquezas y poder. Los templos divinos y mansiones de reyes indígenas fueron literalmente los cimientos para la Nueva España. No existe metáfora más obvia que una iglesia construida sobre ruinas mesoamericanas, lo que no sólo significa la inminenteevangelización, sino todo un conocimiento científico aplicado a estudiar y conocer el pasado de las nuevas culturas descubiertas y sometidas. Se hizo sentir la necesidad de documentar la historia, etnografía, y lingüística de aquellas civilizaciones.
La Iglesia, primera máquina de autoridad y poder, subsidiaba misiones de evangelización que alimentaron el profundo interés por las culturas indígenas, ymisioneros tales como Fray Bernardino de Sahagún (primer etnólogo de las Américas), Fray Diego de Landa, o Fray Juan de Tovar dejaron documentación invaluable para la antropología. Con el doble filo del conocimiento para la evangelización se lograron recopilaciones excepcionales de historias antiguas y aspectos básicos de la vida cotidiana indígena; se estudiaron las lenguas y la historia para poder luegoasimilarlos más fácilmente a la Nueva España y su forma de vida. A éste acopio se unen crónicas que ilustres descendientes de la nobleza indígena dejan documentadas representando el conocimiento que en forma de códices pictográficos había desaparecido. Así personajes como Ixtlixóchitl, Chimalpahin o Tezozómoc dejan un legado de manuscritos que describen ciudades, edificios y palacios.
Pero en elsiglo XVI no se aplicaba la arqueología como tal. El Santo Oficio, con su nula comprensión y sorprendente regocijo y ceguedad con el poder, destrucción y corrupción, calificaría como hereje aquél que hubiera coleccionado o protegido objetos ante sus dictámenes divinos y absolutistas. Se destruía aquello que alimentaba su intolerancia calificándolo como cosas demoníacas, cuando en el viejocontinente sucedía lo contrario con las culturas Griegas, Romanas y posteriormente orientales. Las últimas obras sobre culturas indígenas se publicaron en 1615. A partir de esa fecha son raras las excepciones; la Colonia mostró nulo interés por esos temas al no representar ganancias. Llegó la corona junto con la Iglesia que lo devoró todo para poder implantarse, y cuando lo hizo, todo lo demás dejó...
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