Nacer al espíritu
Recuerdo algunos documentales en los que en diferentes culturas se hablaba del paso de la adolescencia a la edad adulta. Ritos tribales, antiguos, primitivos, pero todosimpregnados de una cierta experiencia mística, de una similar componente espiritual y transcendente: los niños deben demostrar su madurez física y espiritual.
Por supuesto, no existe punto decomparación entre una espiritualidad cristiana, revelada, plena de sentido, orientada a la hermandad, a la caridad, frente a una religiosidad chamánica y oscura, más cerca de la superchería y el temora lo desconocido que de una verdadera fé.
Sin embargo, es terrible ver como en nuestra sociedad existen personas de cierta edad que son completos retrasados espirituales. ¡Que terrible es latibieza, el conformismo, la aceptación de este mundo! ¡Que terrible es negarnos a nosotros mismos que es posible el reino de Dios!
Nacer al espíritu, supone presentarnos ante Él con todasnuestras miserias, destruidos, cansados, llorando nuestro error, humillados por nuestra propia soberbia y someternos a Jesucristo, sin absolutamente ninguna reserva, sin dudas, reconociéndolo como elÚnico que puede salvarnos de nosotros mismos.
Entonces Su respuesta es magnífica; Su voz es una espada que aparta nuestro mal, nuestro pecado, y nos arranca de este mundo, destruyendo al hombreque fuimos.
Haciéndonos sentir una vida nueva, nos penetra con su Espíritu y cambia radicalmente nuestra perspectiva.
Ya no somos más ese hombre viejo y cansado, sino un niño, pequeñoy desvalido, pero en Sus brazos. ¡Que absoluta diferencia! Poder mirar y ver, poder entender, poder sentir de nuevo el corazón latiendo en el pecho.
Ven y sígueme
Este “nacer denuevo”, empieza por seguir la llamada de Jesús “Ven y sígueme” pero no todos decimos un sí radical ante esa llamada, a algunos nos puede el miedo, la duda y el dolor ante semejante entrega de amor,...
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